Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDE

Capítulo 23

...cuantas lágrimas tienen que caer para que el corazón deje de doler...

💔

Martes 9 de mayo del 2023

Sentí como las lágrimas caían por mis mejillas mientras mis ojos se perdían en aquel cielo gris y oscuro. El sonido de los truenos camuflaron mi llanto, mientras me preguntaba si realmente era culpable o no de algo que yo no había hecho.

-Ya está-mi prima Violeta me limpió las lágrimas y me estrechó entre sus brazos.

Me abracé a ella, sintiendo el cariño y el apoyo que tanto añoré durante la vuelta de Marrakech. Tuve que aguantar la compostura, fingiendo no estar rota y dolida por lo que sucedió el último día de nuestras vacaciones. Me subí a aquel avión con el corazón encogido, luchando contra mis sentimientos y sintiendo que mi vida estaba a punto de perder el sentido. Intenté explicarme, pero no me escuchó, fue tan testarudo que perdí los nervios y entre los dos dijimos cosas que no sentíamos. Pero en aquella habitación que nos había visto querernos, también fue testigo de cómo dos corazones se rompían por falta de confianza.

-¿Estás más tranquila?-preguntó mi prima, asentí con la cabeza mientras agarraba un pañuelo para sonarme.

-Esto ya está-Silvina salió de la cocina con una bandeja con tres tacitas de chocolate caliente y un plato lleno de bollería-. El chocolate siempre ayuda-sonrió llenándome de plenitud, le devolví la sonrisa.

Crucé mis piernas y agarré una de las tazas, miré al frente, fijando la mirada en la pared blanca y pensando en que momento se jodió todo. Aunque quise evitarlo, tuve muy claro quien era el único culpable y aunque doliera aceptarlo, sabía que tarde o temprano acabaría sucediendo.

Esa sensación de vacío se instaló en mi cuerpo, sin él me sentía vacía. Había idealizado tanto la relación que pensar que todo se acabó justo cuando por fin habíamos oficializado la relación fue muy duro. Y me pregunté si haberlo hecho público fue nuestra condena, me pregunté si realmente valía la pena luchar por alguien que no me había depositado ni la más mínima confianza.

-Cuéntanos-Vilu me recogió el pelo en una coleta baja y me dio un beso en la mejilla.

Me levanté debido a los rayos de sol que atravesaron aquella cortina roja y suspiré. Miré hacia mi lado y vi a Alejandro durmiendo plácidamente. Sonreí al verlo tan inocente, me acerqué lentamente y le di un beso en la mejilla. No quise mirarlo mucho porque sabía que si me quedaba observándolo por mucho tiempo acabaría perdiendo la razón, como cada vez. La sábana le cubría hasta la cadera, me mordí el labio inferior y salí de la cama. Me puse su camiseta y caminé hasta uno de los baños. Me froté los ojos y bostecé, aquella noche me costó conciliar el sueño, las pesadillas invadieron mis sueños y el miedo volvió a aparecer. Opté por evadirme un rato y salí a caminar para coger el sueño, pero mis intentos de conciliarlo no surtieron efecto. Volví al cabo de una hora, me pasé un buen rato reflexionando acerca de mi vida y de nada me sirvió porque solo conseguí perderme más.

Volví a la cama y me abracé a él, a la única persona que conseguía mantenerme en la tierra y no perderme por la inmensidad del universo. Me abrazó por instinto y sonreí. No conseguí dormirme, pero por lo menos sentí su calor y logré descansar. Acaricié su piel, tracé círculos con la yema de mis dedos y solo pude pensar en lo afortunada que era por tenerlo de novio. Porque Alejandro era aquel rayo de luz que llegó a mi vida en el mejor momento. Cogí los auriculares y cerré los ojos mientras me puse aquella canción que me recordaba a él. Me la dedicó la noche de mi cumpleaños, me llegó al corazón y siempre que me sentía algo débil me la ponía para sentir que realmente había alguien a quien le importaba. "Lighthouse" de GRL.