Capítulo 21

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...tener la toxicidad delante y estar tan ciega que ni siquiera te das cuenta de que tu esencia se está perdiendo...

🫀

Madrugada del miércoles 3 de mayo del 2023

Abrí los ojos, confundida agarré el móvil y vi que marcaban las cuatro de la mañana. Me levanté y me senté sobre el colchón esperando a que volvieran a tocar al timbre. De la nada, comenzó a sonar el timbre del portal de abajo y por un instante pensé que había sido fruto del cansancio y que mi imaginación y mis sueños estaban volando por todo lo alto, pero ante las insistencias poco a poco me fui despertando. Encendí la luz de mi habitación y procedí a salir cuando escuché como tocaban al timbre de arriba y aporreaban la puerta. Tragué saliva y descalza, salí de la habitación. A oscuras y con el miedo en el cuerpo caminé hasta el salón. Las farolas de la calle iluminaron mi camino mientras que el sonido del timbre comenzó a resultarme estridente.

Comencé a temblar aterrada ante el nivel de desconocimiento, pocas personas sabían mi dirección y supuse que nadie en su sano juicio se presentaría en mi casa a tales horas de la madrugada. Me imaginé lo peor.

-¿Quién es?-preguntó Silvina saliendo de la habitación de invitados, frotándose los ojos.

-No lo sé-susurré-. ¿Noelia?

-Está durmiendo, no se ha despertado.

-Que envidia-dije colocando los brazos en jarra.

Caminé con sigilo hasta la puerta, me acerqué a la mirilla y detrás de la puerta pude ver a un chico, de nuestra edad más o menos, no parecía ir borracho, más bien estaba enfadado. Se movía con inquietud, disimuló su estado de frustración, pero no había que ser muy lista para saber que estaba alterado. Fruncí el ceño al no reconocerlo. Volvió a tocar el timbre y yo me asusté.

-No sé quién es-dije con miedo al no reconocerlo.

Estaba completamente segura de que no lo había visto en mi vida. Me apoyé en la puerta y suspiré deseando que aquella tortura pronto se acabara.

-¡Noelia!-gritó aquel chico-. ¡Noelia!-golpeó la puerta un par de veces.

-El novio de Noelia-dije rodando los ojos-. Supongo.

-¿Cómo sabe que está aquí?-preguntó Silvina y yo me encogí de hombros.

Silvina y yo habíamos quedado para ir a ver a Lúa a su casa y quedarnos con ella un rato mientras que Fiamma trabajaba. A eso de las siete de la tarde me llamó Noelia, llorando y con una agonía en el pecho que me dio mucha pena. Había discutido con su novio, se iban a ir juntos a pasar la semana al pueblo de él, pero en el último momento el chaval decidió dejarla tirada y se fue vete tú a saber donde. Noelia me llamó desesperada, con la voz entrecortada y echa una mierda. Quedamos en mi casa y me pidió dormir en el piso aquella noche, tenía miedo de que su novio se presentara en su piso y la liara parda. Acepté con la única condición de que se tendrían que ir al mismo tiempo que yo, se suponía que madrugaba para irme de viaje con Alejandro. No se presentó en su piso, pero en el mío sí.

-Vaya tela-Silvina se llevó las manos a la cabeza y resopló.

-Noelia no está-dije en un intento de que se marchara-. Por favor deja de tocar al timbre y de aporrear la puerta. Son las cuatro de la mañana. 

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora