...los amigos no se miran como nosotros nos miramos, a veces las miradas desvisten más que las manos...
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Jueves 28 de marzo del 2024
-Sí mamá estoy comiendo bien-rodé los ojos antes de dejar el móvil apoyado en la cafetera-. Hoy no tengo clase, las han suspendido por la lluvia-dije con desgana mientras abría el frigorífico.
-Ojalá poder estar ahí contigo-suspiró.
-No te preocupes, estaré bien. No es la primera vez que paso mi cumpleaños sola-le resté importancia y volví a aparecer en la pantalla-. Además, Río te necesita.
Sonreí para hacerle ver a mi madre que estaba bien. No me afectaba pasar mi cumpleaños sola, tenía a Jan y a mi tía y a algunos amigos que hice durante mi estancia en Dinamarca. No iba a salir, no al menos un jueves y con esas lluvias torrenciales. Esperaría al menos que pasara aquella tormenta y por supuesto que si lo acababa celebrando sería un sábado y muy de chill. El embarazo se me estaba haciendo cuesta arriba, el cansancio me podía y la mayor parte del tiempo lo pasaba en casa. Por suerte me tocaron unos profesores maravillosos que en todo momento me facilitaron todo. Me sentí muy afortunada, logré encontrar algo de tiempo para mí y gestionarme mejor.
-En unos días te llegará mi regalo, supuestamente tenía que llegar hoy, pero ya sabes como son estas cosas-mi madre recogió su melena rubia rizada en una coleta baja-. No deberías de comer tanto dulce, no es bueno para la salud.
Puse los ojos en blanco, no conseguía que mi madre aceptara que sus hijos comieran azúcar. Respetaba cada una de sus decisiones, pero en ocasiones era demasiado insistente. No solía ser muy dulce, pero con el embarazo mis gustos cambiaron y lo que más se me antojaban eran galletas con chispas de chocolate.
-No quiero excusarme, pero es por el embarazo-me acaricié la tripa y ella sonrió-. Además que últimamente tengo mucho antojo, pero tranquila que lo estoy controlando-sonreí para tranquilizarla.
-Acuérdate de hacerte una tarta, esta noche papá vendrá a casa-hizo una pausa dramática y puso cara de asco-, te haremos una videollamada y aunque sea en la distancia, soplaremos las velas juntas.
-¡Perfecto!-exclamé-. Anda no te entretengo más-dije al ver como miraba a ambos lados.
-Te dejo, tengo que dar clase en diez minutos-mi madre me lanzó un beso y yo me despedí con la mano.
Bloqueé el teléfono y suspiré. Agarré el paquete de galletas y me fui al salón. Me senté en el sofá y coloqué el portátil sobre mis piernas, me puse a terminar uno de los trabajos que tenía que entregar. Por suerte y gracias a que siempre fui muy aplicada, lo llevaba todo al día. Me permitía el lujo de vez en cuando de descansar un poco y dedicarme un tiempo para mí. Desde la revelación de sexo todo pareció cobrar sentido. Alejandro y yo nos llevábamos bien, hablábamos todos los días, algunos días más que otros, hubo días en los que sólo nos dábamos los buenos días o las buenas noches, pero tenerlo me hizo bien. Al final yo no quería perderlo, fue una persona muy importante y ante la vida que estaba creando en mi interior quise que por lo menos tuviéramos una relación cordial. Ambos llegamos a un acuerdo y aunque a veces discutíamos por gilipolleces, se podría decir que nos llevábamos bien.
Y a pesar de todo y contra todo pronóstico el ciclo se cerró antes de lo previsto. Se le celebró el juicio de mi violación a principios de marzo, tuve que ir a Barcelona, en esa ocasión solo pudo estar mi padre conmigo, pero me bastó. Recuerdo aferrarme a su mano y sonreír feliz ante la sentencia. Todo estaba de nuestra parte y al fin se pudo hacer justicia. Fue muy duro estar cara a cara y revivir de nuevo todo lo que pasó. Era algo que jamás olvidaría, pero con el tiempo aprendí a vivir con el dolor. El recuerdo se hacía cada vez más borroso aunque mi corazón siguiera notando cada pinchazo. Pasé unos días mal, en los que el futbolista me llamaba por las noches para comprobar mi estado, al final a ambos nos preocupaba la salud de nuestro bebé y por suerte no se vio afectada la nena. La fuerza mental que hice para no estar mal me costó, pero lo hice por ella, por la niña que venía en camino. Dentro de todo lo malo que me rodeaba, ella era mi única esperanza para ser feliz al cien por cien.
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Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDE
Fiksi PenggemarEn el peor momento de mi vida, en aquel preciso instante donde quise morir. Las lágrimas caían por mis ojos, el llanto más desgarrador, sentía que me faltaba el aire. No podía más, no pude más. Mi cuerpo poco a poco se iba apagando, la sangre se des...