Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDE

Capítulo 8

...qué más dará lo que piensen los demás, a mí solo me importa lo que opines tú...

🫀

Martes 14 de febrero de 2023

-¿Vendrás a la fiesta?-Ulises echó su brazo sobre mis hombros, me encogí de hombros y suspiré.

No supe como decirle que no, que ya tenía planes para esa misma noche. Nunca me costó negarme, es más, siempre decía que no porque realmente a mí no me costaba rechazar propuestas. Pero aquel día fue diferente, tenía plan para la noche del catorce de febrero, algo inusual en mí y tampoco era una cita como tal. No quise dar explicaciones, ya bastante tenía con desmentir que yo fuera la novia de Balde. Todo se complicaría si les dijese que no podía ir a la fiesta porque iba a estar con él. Siempre me dio igual que hablaran de mí, solo yo sabía la verdad de mi vida, pero en lo que respectaba al amor todo era mucho más frágil.

-No puedo y no quiero-dije apartándome disimuladamente.

La confianza que tenía con él era brutal, pero no concebía que un tío me pusiera el brazo en el hombro como si nada. Antes no me hubiera importado, pero desde aquella noche, limité el contacto masculino en mi vida. Claro, siempre y cuando no se llamase Alejandro Balde Martínez. Con él todo cambiaba.

-Te entiendo-me agarró la cabeza con cuidado y me dio un beso en la frente-. Si cambias de opinión, ya sabes donde estamos.

Asentí con la cabeza, pero sin darle esperanzas. En mis planes no entraba ir a aquella fiesta, cualquier plan me resultaba muchísimo más interesante. De la noche a la mañana mi vida cambió tanto que pasé de ser una chica muy fiestera que cerraba todas las discotecas, a ser una chica que prefería pedir una pizza y quedarse en casa viendo alguna peli, alguna serie o incluso leyendo. Descubrí lo que era la privacidad, disfrutar de mi misma y encontrar una faceta que estaba muy oculta y hasta me gustaba más que disfrutar todos los fines de semana moviendo mi cuerpo, sudando y soportando a babosos que solo me querían para echar un polvo en los baños de la discoteca. Yo aspiraba a mucho más, mi madre siempre me lo recalcó "no bases tú vida en un único plan, experimentar y descúbrete, pero siempre con moderación".

-Así que no sois novios-dijo Ulises en un tonito de voz que no me gustó nada, con cierto sarcasmo.

-¿Qué?-no entendí nada.

-Ya, claro-dijo con muchísimo más sarcasmo.

Miré al frente y abrí los ojos en cuanto vi a Alejando apoyado sobre el coche, mirando con prepotencia, chulería y mucha soberbia. Sostenía en sus manos un gran ramo de rosas rojas y blancas. Noté como mis mejillas se sonrojaron. Sentí vergüenza, muchísima vergüenza, al ver que todo el mundo me miraba.

-Yo lo mato-sonreí como una estúpida-. Mañana te lo explico-volví a centrar mí atención en Ulises-. No es lo que parece.

-No lo será, pero tu reacción y tus ojos no dicen lo mismo-me miró con frialdad y yo rodé los ojos.

-¿Sabes? No me apetece discutir por esto. Si te digo que no estamos saliendo es porque no lo estamos. Otra cosa es lo que yo sienta o lo que yo le haya pedido. Solo él y yo sabemos lo que tenemos, ¿vale?-me mosqueé ante su actitud de mierda.

-Como quieras-colocó sus manos en mis caderas y me dio dos besos muy mal dados-. Hasta mañana.

-Adiós.