Capítulo 27

2.3K 165 12
                                    

...jugamos a tu juego, pero yo puse las reglas...

🫀

Sábado 10 de junio del 2023

Me quedé ensimismada mirándole, me pellizqué el labio inferior mientras observé cada gesto que hacía. Su estado anímico fue variando en cuanto fue leyendo las palabras que escribí un día y que deseé habérselo dicho en persona. Su frente se arrugó y tras apartar el folio me miró a los ojos y entonó un:

-¿Lo has escrito tú?-preguntó el futbolista emocionado.

-Sí-musité escondiendo mi cabeza en su cuello, no es que tuviera vergüenza, pero algo dentro de mí quiso esconderse y no dar la cara.

-Pues es precioso, Ikram-su mano descendió por mi espalda y me envolvió-. ¿Hay algo que no hagas bien?

-Muchas cosas-dije riéndome-. Soy un puto desastre, Ale.

-Joder pues si tu eres un desastre yo no lo que soy-se burló mientras su mano se perdió debajo de mi camiseta, acarició la piel desnuda de mi espalda.

-Pues eres mi bebé-le agarré la cara y le di un beso en los labios-. Un bebé muy feo-me salió aquel ridículo tono de voz, él comenzó a reírse.

Su mano se aferró a mi nuca y su boca avivó la desesperación. Sus labios besaron los míos saciando la sed de haber estado tanto tiempo separados. El calor comenzó a reinar en el ambiente, sentí un escalofrío invadir mi cuerpo. Quise calmar la llama, pero algo me decía que no era el mejor momento para hacerlo. Junté mi frente con la suya, mis manos se encontraban pegadas a su abdomen y repetí aquella última frase:

-Terminaste siendo mi enemigo, conocerte ha supuesto un bendito castigo.

...la quiero bonita, así guapa, tu sabes
y que se ponga vestidos de lunares. Que se irrite si ella lo quiere conmigo, pa' mi es un bendito castigo. Yo tengo el cerebro tranquilo y de padres solteros está el mundo. Sabes que, bendito castigo si no estás conmigo, bendito castigo...

Paré la música al sentir los brazos de Alejandro rodear mi cintura, volví a la realidad tras haber estado recordando el día anterior. Una pequeña sonrisa escapó de mi rostro mientras sus labios se recrearon en mi cuello. Cerré los ojos y me dejé llevar, por suerte la casa ya estaba limpia, madrugamos aposta, con el calor que comenzaba a hacer era imposible hacer cualquier esfuerzo de más. Siempre acababa lo que me proponía y ni siquiera sus distracciones hicieron que me saltara la lista de tareas.

-Estate quieto-me quejé en cuanto sus manos se colaron por debajo de la camiseta y acariciaron la piel de mi abdomen.

El futbolista sacó sus manos y volvió a posarlas sobre mi cintura. Su boca buscó la mía con desesperación, dos noches juntos y dos noches que pasábamos separados. Extrañaba dormir con él, pero no quise ponérselo tan fácil, no era de la que arreglaba las cosas y se olvidaba de todo. Siempre me gustó poner las cartas sobre la mesa y si él estaba dispuesto a volver, tenía que ganárselo.

-Te necesito-me susurró al oído, un escalofrío invadió mi cuerpo.

Sabía que me necesitaba, tanto o más como yo lo necesitaba a él, pero antes de cumplir un simple capricho, no quise renunciar a mis principios. Y aunque quisiera, no podía y fui fiel a mí.

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora