...de que te sirve huir si siempre acabas buscándome a mí...
🫀
Martes 12 de septiembre del 2023
Casi había pasado un mes desde que dejé España atrás y lejos de sentirme mal, estaba mejor que nunca. Los primeros días fueron duros, pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que no servía de nada estar mal. Me costó despegarme de ese sentimiento de dejadez, sentí que lo había dejado todo y que necesitaba volver, pero pasaron los días y confirmé lo que tanto pensé. Necesitaba estar sola para darme cuenta de que podía valerme por mí misma como solía hacerlo antes de aquel maldito día.
— ¿Vamos a casa de tu tía? —preguntó Jan en cuanto me subí al coche.
— Sí —me puse el cinturón y lo miré —, va a hacer una barbacoa con algunos amigos —le comenté mientras dejaba el bolso sobre los pies —. Estará mi prima Violeta, aunque llegará más tarde. Por fin tendré a alguien con quien hablar mientras tú intentas ligarte a mi tía.
— De locos entonces —me guiñó el ojo y yo los rodé —. No me mires así.
— Es que no entiendo lo que te traes entre manos y no sé si quiero saberlo —me crucé de brazos y me acomodé en el asiento mientras poníamos rumbo a casa de mi tía Katrina.
— Ya te contaré... —dejó caer, aunque yo ya sospechaba lo que pasaba, pero aun así necesitaba una confirmación.
— ¿Te crees que no me he dado cuenta? —arqueé una ceja, él soltó una risa nerviosa —. Se que entre mi tía y tú han pasado cosas. No me vale un "lo estoy intentando".
— Bueno —se lamió los labios —, dejémoslo ahí.
Asentí y me quedé callada. No me molestaba, es más, me gustó pensar que entre ellos podía pasar algo, pero aun así fue raro. De repente Jan estaba siempre con mi tía, quedaban y se pasaban las noches de bar en bar siempre y cuando ella no tuviera que volar. Yo me quedaba en casa, estudiando y creando contenido para redes, volví a mi rutina y estuve más activa. La ilusión volvió y sentí que de nuevo aquel mundo de las redes me estaba dando un feedback positivo.
Llegamos a nuestro piso y mientras Jan esperaba abajo, yo me encargué de dejar su mochila y mi bolso en casa. Me bajé del coche y entré en el edificio lo más rápido que pude. Mi amigo me estuvo dando el coñazo todo el tiempo, la obsesión que tenía con mí tía era de otro mundo. Esas ansias de verla, como sus ojos se iluminaban al verla y como se miraban me recordaba a Alejandro. Y es que cualquier tipo de afecto me recordaba a él y a todo lo que dejamos atrás. Estuvimos hablando la primera semana, luego poco a poco dejó de contestar, hasta que dejó de hacerlo definitivamente. Me sorprendió, pero tampoco insistí, no quise parecer pesada, ni que se acabara hartando de mí. Me dolió bastante, pero al final no podía retenerlo, yo solo quise que él fuera feliz, aunque a mí me tuviera que costar salir adelante.
Dejé el bolso y la mochila en el sofá y antes de bajar aproveché para beber un poco de agua y echarme colonia. Las noches allí siempre fueron muy largas, a Jan le encantaba salir y disfrutar de cada segundo y yo poco a poco comencé a ser la de antes. Siempre fui muy fiestera, de llegar a casa de madrugada, pero esa faceta desapareció con el paso del tiempo y se volvió inexistente desde aquel uno de enero. Copenhague me abrió las puertas para volver a encontrarme y es que al final comprendí que todo dependía de mí y que un entorno nuevo era la clave para poder salir del bucle.
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Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDE
FanfictionEn el peor momento de mi vida, en aquel preciso instante donde quise morir. Las lágrimas caían por mis ojos, el llanto más desgarrador, sentía que me faltaba el aire. No podía más, no pude más. Mi cuerpo poco a poco se iba apagando, la sangre se des...