Capítulo 9

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...sentir como se erizaba mi piel con la primera caricia fue entender que ya me había perdido en ella para siempre...

💔

Madrugada del miércoles 15 de febrero del 2023

A L E J A N D R O

Dejé el móvil sobre la mesita de noche. Apagué la luz y me acurruqué en la cama. Ikram hacía rato que se había ido a dormir, a mí me costaba pillar el sueño, sobre todo estando en casas ajenas. Pasé el tiempo en tiktok hasta que mi cuerpo me pidió dormir. Me sentí raro, fue difícil afrontar aquella situación, estaba invadiendo un espacio que no era mío, había estado en su casa, sí, y en más de una ocasión, pero no me acababa de acostumbrar a mi vida con ella. Ikram era un terremoto, en cuestión de segundos sus emociones iban de un extremo a otro y yo acababa agotado. Me centré tanto en ella que me acabé olvidando de mí mismo. Ella siempre hizo hincapié en mí, quiso apartarse y darme mi espacio, pero yo no la dejé. Me resultó muy difícil abrirme a ella a pesar de tener muchísima confianza. Fue la coraza que me puse por culpa de mi ex, la que me impidió ser yo mismo, y eso me acabó pasando factura porque ella se hartó de mi actitud.

Pasar toda la noche con ella fue algo raro, solíamos hacerlo de continuo, la mayoría de las tardes, pero aquella noche fue muy diferente. Fue la primera sin estar pendiente de sus padres, la vi más suelta, más entregada a querer olvidar y avanzar, pero como siempre, en algunos momentos puntuales, se iba y de nuevo esa desolación y esa tristeza nos invadía. Me rompía verla mal, traté de ayudarla, de apoyarla y sobre todo de hacerle entender que no estaba sola. Yo estaba allí con ella y no me iba a ir. Fue duro pensar que estaba siendo su pilar fundamental y su mayor apoyo porque no supe como afrontarlo. Ella me necesitaba y yo no sabía que mi presencia le hacía tanto bien. Con él paso del tiempo me fui dando cuenta de que sus ojos se iluminaban cada vez que me veían, sonreía a cada rato y se le marcaban los hoyuelos, cosa que me volvía loco. Sus mejillas se sonrojaban cuando algo le hacía sentir vergüenza y me miraba con cara de pocos amigos. Esa manía que tenía de estar continuamente tocándose el pelo, sin dejar que nadie más lo hiciera y su forma de fruncir los labios cuando no estaba conforme. Desperté en ella la luz que alumbraba su vida, le di la libertad de ser ella misma en todo momento y solo esperaba que cuando yo no estuviera no se hundiera de nuevo.

Escuché la luz de su habitación encenderse, el silencio se rompió por un ligero llanto que apenas se diferenciaba. Me levanté de la cama y me acerqué a la puerta, de nuevo el silencio reinó y yo me preocupé. A esas alturas de la noche no supe diferenciar si eran imaginaciones mías o realmente Ikram estaba llorando. Abrí la puerta para ver como estaba, pero algo me impidió caminar. Al igual que abrí la puerta la cerré, volví a la cama y traté de dormirme. Ni siquiera sé a día de hoy porque no fui a su habitación, algo me frenó, pero no supe ver que era.

-¿Estás despierto?-su voz rompió el silencio, ni siquiera me di cuenta de que había abierto la puerta.

Ya había empezado a coger el sueño. Ella me interrumpió y no me importó que lo hiciera. Cualquier otro día sí me hubiera molestado.

-Sí-musité y ella prendió la luz. 

Vestía una camiseta larga del Ceuta y sostenía sobre sus manos un pequeño álbum de fotos. Tenía el pelo revuelto, para dormir se hizo dos trenzas y poco quedaban de ellas. Los ojos estaban rojos de haber llorado, el maquillaje corrido se dejó ver por alrededor de sus ojos y en sus mejillas. Se sorbió los mocos y me rompí porque verla así me recordó a cuando me la encontré en aquel portal tirada. Mi piel se erizó, se me removió todo y sentí angustia.

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora