Capítulo 34

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...por si es la última vez que te veo, recuerda que aunque no haya salido bien, lo nuestro fue de verdad...

💔

Domingo 13 de agosto del 2023

Mi madre corría de un lado al otro de la casa, cerciorándose de que no me dejaba nada. Aunque yo ya sabía que lo tenía todo, pero no pude intervenir, ella era así. Miré a mi padre, el cual miraba su móvil con atención, vestido con aquel traje negro en pleno agosto, el pelo algo húmedo todavía y esa expresión facial tan seria que en ocasiones daba miedo. Jason estaba tranquilo, sujetando su maleta y con la ilusión de su vida por pasar un mes conmigo. A mí no me hizo gracia, pero en el fondo agradecí que quisiera compartir los primeros días en Dinamarca conmigo. Y por último, Río estaba durmiendo sobre uno de los sillones, el pobre estaba agotado del viaje. Vinieron desde Ceuta con la única intención de despedirse de mí. Desde que mi madre me contó que mi padre tuvo un affaire estaba más distante, intentaba evitar a mi padre todo lo posible por mucho que él se acercara a ella. Lo interpreté como una señal para hacerle ver que ya nada quedaba de aquella relación y contra todo pronóstico mi padre se molestó.

— ¿Lo tienes todo, Ikram? —mi padre fijó su mirada en mí, eché un último vistazo y asentí.

— Y si me dejo algo tampoco pasa nada, no estoy tan lejos —quise autoconvencerme —. Deberíamos salir ya, Jan me habló hace quince minutos, ya iban hacia el aeropuerto.

— Pues si tu madre quiere, nos vamos —en el tono de voz de mi padre pude notar cierta hostilidad, como si le estuviera teniendo rencor por su comportamiento en los últimos días.

Mi madre lo miró mal y caminó hasta el sillón para coger a Río en brazos. El peque se acurrucó en su pecho y siguió durmiendo. Abandonamos el piso y bajamos en el ascensor en silencio, solo se escuchaba de fondo el sonido del juego al que estaba jugando Jason.

Todo el trayecto hacia el aeropuerto lo pasamos en silencio, ninguno habló, tan solo se escuchaba la música de la radio de fondo. Apoyé la cabeza en la ventanilla y cerré los ojos hasta llegar al aeropuerto. En el coche se me pasaron tantas cosas por la cabeza que no fui capaz de razonar. Estaba tan ausente que por momentos me olvidé de todo lo que me rodeaba. Estaba a punto de irme con mi mejor amigo un año fuera, lejos de mi familia, lejos de mis amigos, en definitiva, lejos de mi entorno. Pero sin ninguna duda lo que más me dolía fue irme lejos de él. Alejandro se portó de diez conmigo y aun así sentía que yo no estaba a la altura. Quizás estábamos en distintos puntos de la relación y por eso tuvimos muchísimas dependencias el uno con el otro.

Sentí que todo lo que habíamos construido juntos seguía en pie, con algún que otro rasguño, pero se mantenía fuerte y eso me dio esperanzas para volver. Al final cuando dejas a alguien porque sabes que va a sufrir es duro porque no puedes vivir sin esa persona, pero a la larga te das cuenta que aunque duela es lo mejor. Que no hace falta decirse un adiós, simplemente es dejar la puerta entreabierta para que ese adiós se convierta en un hasta pronto.

Dejamos atrás Barcelona y el que fue mi hogar durante cuatro años de mi vida, no sabía si iba a volver cuando acabara el máster. Siempre quise tomarme un año sabático y quedarme en casa, pero mis ansias de trabajar y de conocer el mundo hicieron que esa opción fuera cada vez menos probable. Cuando conocí a Alejandro pensé que era el destino el que quería que me quedase en Barcelona y si por algún casual él se tuviera que marchar yo estaba dispuesta a irme con él. Pero con él tiempo vi que no hacía falta dejarlo todo por amor y que si se llega a un consenso mucho mejor.

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora