Adeline Edevane la hija menor de Robert Edevane y Elisa Edevane los duques de Ecclestone, era la mejor amiga de Daphne Bridgerton cuando eran niñas, hasta que luego de un accidente, cualquier tipo de comunicación con ella se rompió.
Tras 10 años de...
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Los años pasaron, Tom visitaba a su hermana siempre que tenía tiempo y las cartas eran frecuentes, pero la crianza y maltratos de su tía terminaron con la poca dulzura y alegría que Adeline aún tenía y fue reemplazada por frialdad que se hizo cada vez más grande.
Tras casi 10 años de exilio de su hogar la única carta que recibió de su padre fue donde se le informaba que había caído gravemente enfermo y pedía el regreso de Adeline a su hogar.
A pesar del odio que había generado por su padre, le dolía pensar en que podía morir, no le dolía el hombre que la había despreciado y enviado al infierno, sino el hombre que le contaba historias, que le interpretaba cuentos, que le besaba las rodillas raspadas y le recordaba todos los días lo mucho que la amaba, era a ese hombre al que extrañaba.
El cambio en la joven era evidente, los años había hecho resaltar su belleza, su cabello rubio parecía brillar con el sol y aunque todo en la chica parecía ser suave y delicado su mirada azul era fría al igual que el tono de su voz, la única persona con la que se le veía portándose con amabilidad era con su hermano.
- ¡Adeline! – exclama el joven en cuanto su hermana sale del carruaje.
-Hermano – dice la chica abrazándolo – Extrañe tus cartas.
-Deje de escribir en cuanto supe que regresarías – le dice.
La rubia se quedó un momento afuera viendo el enorme lugar.
La gran mansión Ecclestone, había pertenecido a su familia durante más de un siglo, y estaba repleta tanto de valiosísimos objetos y muebles, herencia de familia, como de retratos enormes de los antepasados Edevane.
-Bienvenida a casa – le dijo su hermano y ella tuvo que contenerse de cualquier comentario que pudiera herirlo – Llegas a tiempo para el inicio de la temporada.
-No necesito un esposo...
-Te puedo ayudar a encontrar un buen hombre – le dice su hermano - ¿Por amor?
-El amor es una estupidez – le responde su hermana, aunque solo repetía lo que había escuchado de su tía.
-Eso no es verdad.
- ¿En verdad amas a Alice? – le pregunta refiriéndose a la chica de la que tanto le escribía.
-Más de lo que creí posible... siento que mi pecho explota.
- ¿Me la presentarás?
-Tal vez luego.
-Es afortunada...
-Yo lo soy más – dice su hermano una vez dentro del lugar.
Los recuerdos llegaron a Adeline con una ráfaga fría de viento, tuvo que apretar los puños para poder contenerse.
-Supongo que no necesitas un recorrido, las cosas no han cambiado mucho.
-Lo noto.
-Tu habitación ya está preparada por si quieres alistarte antes de ver a pap... a Robert.
