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A la mañana siguiente el suave sonido del piano sonaba por toda la sala una vez que los pretendientes salieron, el lugar se llenaba de ramos y canastas de flores que Adeline de inmediato se negaba a tomarlas haciendo que los sirvientes las llevara...

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A la mañana siguiente el suave sonido del piano sonaba por toda la sala una vez que los pretendientes salieron, el lugar se llenaba de ramos y canastas de flores que Adeline de inmediato se negaba a tomarlas haciendo que los sirvientes las llevara a otro lado o regalándoselas para que se las quedaran o se las obsequiaran a sus esposas, ni siquiera se detenía a leer las pequeñas notas que le dejaban en ellas.

-Tocas hermoso... - Escucha a su padre – hace años que no empezaba el día con el suave sonido del piano, te agradezco por eso.

Pero el suave sonido de piano se vio afectado por la voz de Robert y se volvió más duro.

-Eh invitado a almorzar a lo Bridgerton, todas las semanas nos reunimos...

El sonido del piano se empezó a endurecer y ser más rápido.

-Deberías hablar con Anthony, lo he visto observándote en los bailes.

Los dedos de Adeline empezaron a moverse con mayor rapidez sobre las teclas.

-Creo que es un buen pretendiste... parece bueno para ti, te hice una lista de...

El sonido del piano se volvió tan estruendoso y furioso que podía escucharse desde calles lejanas.

- ¿Desde cuándo le interesa lo que es bueno para mí? – habla por fin Adeline deteniéndose, su respiración estaba agitada por la ira que crecía en ella.

-Desde que eres mi hija.

-Claro – dice con dureza dirigiéndole una mirada que demostraba que estaba lista para sacar todo su enojo -Aún lo recuerdo tan bien "Hubiera preferido mil veces que muriera esa mocosa a que me arrebatará a mi esposa".

Las palabras toman por sorpresa a Robert, nunca espero que ella escuchara eso.

- "Ella no es mi hija" "No la quiero aquí, la odio" – le dice, era como si no pudiera contener su enojo cuando estaba cerca de él.

El rostro de su padre palidece.

-Recuerdo cada palabra que dijiste – dice Adeline dirigiéndose a él a paso lento aun tratando de reunir fuerza para calmarse.

-Hija...

- ¡Yo no soy tu hija! – le grita al borde de las lágrimas, manteniendo la distancia entre ambos – Tu hija... se murió ese día ¡Porque solo era una niña estúpida!

-Addie...

- ¡Y no me dejaste despedirme de mamá! - grita con tanta fuerza que le dolió la garganta - Pudiste haber dicho que me odiaban, que sería mejor que hubiera muerto, pero no hay nada más que me doliera tanto...

-Perdonarme...

-Como el hecho ¡De que no me dejaras despedirme de ella! ¡Oh de pedirle perdón! ¡OH DECIRLE LO MUCHO QUE LA AMABA!

Las lágrimas recorrían el rostro de ambas personas.

-Nunca te voy a perdonar eso - el odio estaba claro en su voz - ni... ni siquiera pude ir a su funeral.

Ser Feliz / Anthony BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora