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Tu siempre me ayudas a calmarme

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Tu siempre me ayudas a calmarme. Siento como si me quemara el pecho, estoy tan enojada. 

No tenían planeado decírmelo, ellos nunca me lo habrían dicho, habrían permitido que viviera en una mentira.

¿Qué pensaría Connor acerca de todo esto? ¿Estaría igual de enojado que yo? No posiblemente no, el no estaría molesto.

¿Estas molesto Henry?

No tengo idea de que hacer o que pensar, no se si tenga derecho a pensar algo sobre todo esto siquiera.

Una carte de Elisa Bridgerton a Henry Davies. 

 

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— ¿Qué haces? – Elisa no necesito voltear para saber que quien le hablaba era su tío Benedict.

—Escribo una carta – le responde de forma conrtante sin dejar de mover la pluma sobre el papel.

— ¿A quién?

Elisa frunció el ceño antes de levantar la mirada, viendo que su tío tenía en brazos a Janet.

—Henry tiene que saber todo esto – dice apuntando hacia el pequeño baúl de donde sobresalían todas las cartas de su madre y los diarios del antiguo conde.

—Sigues molesta...

—Molesta... — refunfuña volviendo los ojos al papel, había estado escribiendo muy rápido y algunas gotas de tinta manchaban el papel – Más que molesta...

—Tu madre no se sintió muy bien con todo lo que dijiste... 

— ¿Cómo crees que me siento yo?

—No peor que ella, eso es seguro – le dice su tío haciendo que ella dejara de escribir – Debió de haber alguna razón por la que ella no lo haya dicho, una razón para pasas 18 años guardando el secreto.

—Tenía derecho a saberlo...

—Ella tenía derecha de no decirlo – le responde él.

En muy pocas ocasiones había visto a Benedict de esa forma, le costaba creer que él tuviera ese lado tan serio y hasta cierto punto parecía molesto.

—No me contó lo de mi pa... lo de Derek.

—Ese secreto no era de ella, en todo caso el único con derecho a contarlo es Elian, nadie más... Estás molesta, es entendible, te duele que tu madre tenga secretos, pero todos tenemos derecho a guardar secretos.

—Tú lo sabía...

Benedict asintió. —Por supuesto que lo sabía.

— ¿Ella te lo dijo? – su tío volvió a asentir – Para los demás debió ser obvio que no era hija de Derek.

—Lo era, supongo que siempre sintieron curiosidad por saber, aunque la mayoría supusieron que eran hijos de Anthony.

— ¿Por qué no se lo preguntaron?

—Era obvio que era un tema del que no le gustaba hablar, desde el inicio sabía que era un secreto que le dolía.

— ¿Está en la cárcel?

Benedict desvió la mirada y Elisa noto bien la expresión de su mirada, frustración, tristeza e incluso enojo.

—Trate de encontrarlo por mucho tiempo, pero había muy poca información, no sabía mucho acerca del hombre y tu madre... parecía no querer recordar nada.

— ¿Por qué te lo contó a ti? – le pregunta – ¿Por qué no se lo contó al abuelo o al tío Tom? ¿Por qué a tío?

—Bueno, con respecto a tu padre... a Derek, ella lo quería mucho, si no me lo hubiese dicho, seguramente lo habría golpeado – Elisa lo ve confundida – Los vi besándose – Le apareció una sonrisa en los labios como si le gustara recordar esos tiempos – Derek y Elian buscaban cualquier momento para escabullirse, pero esa vez los vi, luego los interrogue –su mirada volvio a ser triste – Lo... otro, tuve que deducirlo, ella... fue en la boda de Thomas, había estado tan distante que no pude evitar preocuparme, ella trató de contármelo – soltó un suspiro pesado para luego negar con la cabeza tratando de apartar esos pensamientos de su mente, a diferencia del otro recuerdo ese no le agradaba en lo más mínimo.

Elisa frunció en seño como si apanas callera en cuenta de algo.

— ¿Por qué mi madre no se casó con Anthony desde el inicio? Leí sus cartas, él la amaba.

Benedict la vio con una sonrisa.

—Aún hay algunos secretos escondidos.

—¿Tú tienes muchos secretos?

—Algunos...

— ¿Le tienes secretos a mi madre? – le pregunta, le daba la impresión de que él y su madre se lo contaban todo.

La sonrisa de su tío creció y dio un ligero asentimiento.

—También tengo secretos...

—Solo que tú no eres buena escondiéndolos.

Elisa frunció la seño,

—Si uno de tus secretos es acerca de tus sentimientos por ese muchacho, Henry, debes saber que no es un secreto, porque todos lo notamos.

— ¿Cómo...? – sus mejillas se calentaron.

—Somos observadores...

La chica fijó su mirada en el papel.

— ¿Crees que él sienta lo mismo?

Benedict negó con la cabeza – Él siente más.

Elisa levantó la mirada rápidamente hacia él para encontrarlo sonriéndole.

—En dos días empiezan tus lecciones – le recuerda, le enseñaría su táctica en la pintura – No faltes.

—No faltaré – le dice ella viendo cómo se alejaba con la bebe en brazos, para luego volver a ver el pequeño cofre con las cartas, ella también era observadora. Y conocía el secreto de su tío Benedict.

Ser Feliz / Anthony BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora