Adeline Edevane la hija menor de Robert Edevane y Elisa Edevane los duques de Ecclestone, era la mejor amiga de Daphne Bridgerton cuando eran niñas, hasta que luego de un accidente, cualquier tipo de comunicación con ella se rompió.
Tras 10 años de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al terminar la cena, los hombres se empezaron a retirar, incluido Simon.
Cuando se dirigía a su habitación toma uno de los pasillos más largos porque había botellas de vino en una estantería de ese pasillo, su tía nunca la dejaba tomar, la primera vez que lo probo fue a escondidas y había sido Simon quien se lo había dado, le había parecido exquisito, pero su padre solo le permitía tomar 3 copas.
Toma la botella y aunque le dificulto abrirla al final termino dándoles largos tragos directamente mientras se acercaba a su habitación, cuando se topa con Anthony saliendo de entre los pasillos.
— ¿Te perdiste? – pregunta escondiendo la botella detrás de ella y moviéndose un poco para dejarla discretamente en una mesa pegada a la pared.
—En este lugar es difícil no hacerlo.
— ¿Quieres que te guie a la salida?
—En realidad... quisiera hablar contigo... — le dice acercándose.
Adeline no había podido dormir bien en días, los ojos, los labios, el calor, el tacto de Anthony la asechaba en sueños.
— ¿De qué? – le pregunta tratando de no verlo a los ojos.
—Sería mejor si hablamos en un sitio más privado – dice a lo que Adeline señala una de las enormes puertas.
— ¿Mi habitación está bien? – pregunta y cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir se arrepintió de inmediato – Tal vez en la bibl...
—Tu habitación es perfecta – dice Anthony – Está más cerca.
Ambos se dirigen a la puerta.
—Thomas me contó lo sucedido con la señorita Hume – dice en cuanto entra a la habitación y sin darse cuenta de lo que hacía, cerro los ojos y tomó una fuerte bocanada de aire, olía igual a ella, un olor fresco y un poco dulce, un aroma extasiarte y adictivo.
—Una pena – dice Adeline trayéndolo de vuelta a la habitación, tenía muchos recursos en ese lugar, cuando jugaban al escondite y Adeline solía esconderse siempre en el mismo lugar; entre el armario y la pared donde habían tallado sus nombres.Se dirige hacia ahí.
Ben, Tom, Colin, Daph, Addie, Anthony.
—Aún recuerdo el regaño de mi madre – le dice Adeline – Cuando descrió que lo tallamos.
—Pero fue divertido.
—Solo porque a ti no te regañaron – dice Adeline cruzándose de brazos, tambaleándose un poco hacia atrás.
—Es raro no ver ni una sola flor en la habitación de una dama – dice viendo a su alrededor sin encontrar las floras que el mismo había enviado.
