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De muy buena fuente he escuchado que el tercero de los Bridgerton, ha estado compartiendo obsequios con nada más y nada menos que Adeline Edevane

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De muy buena fuente he escuchado que el tercero de los Bridgerton, ha estado compartiendo obsequios con nada más y nada menos que Adeline Edevane. Me pregunto si nuestro querido Vizconde Bridgerton está al tanto de esta situación.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN.

Su cuerpo desnudo se movía sobre la forma esbelta de una mujer, sus manos acariciaban y apretaban la carne caliente. El delicioso enredo de brazos y piernas, el aroma almizcleño de dos cuerpos que se atraen... todo estaba ahí, ardiente e intenso en su mente. Y entonces él se desplazó. Solo un poco, tal vez para besar la oreja de la mujer sin rostro.

Solo que cuando se movió a un lado, ya no era una mujer sin rostro. Primero apareció un espeso mechón de pelo del color del oro, que se rizaba suavemente y le hacía cosquillas en el hombro. Luego se desplazó un poco más y... y la vio.

Adeline... su Adeline.

-Anthony... - el susurro parecía haber resonado por el lugar.

-Addie...

Se despertó, quedándose sentado completamente derecho en la cama, temblando y con el deseo de volver a cerrar los ojos y verla de nuevo en sus sueños. Había sido el sueño erótico más vívido que había experimentado en su vida.

Palpó frenético entre las sábanas con una de sus manos, encontrando la prueba de su pasión. En efecto había eyaculado mientras soñaba con la mujer que no había abandonado su cabeza desde que regreso.

Murmuro su nombre con el corazón acelerado y la respiración entrecortada. Volvió a cerrar los ojos como si aquello hiciera que continuara el sueño. Durante un momento estuvo mirando el techo sin poder dormir mientras repetía una y otra vez aquellas imágenes en su mente.

-Adeline... - susurro en la oscuridad y por mucho que lo resistió al final llevo su mano a su miembro que parecía no querer relajarse y la imagen de la rubia estaba tan clara en su mente que era fácil imaginarla sobre él, – Oh, Dios mío, Addie... —gruñó mientras movía su mano con desesperación.

Su boca se abrió y los jadeos salieron sin parar, el deseo que sentía en el estómago estallo tan fuerte que su espalda se despegó del colchón y un sonoro gemido escapo de sus labios.

Tal vez si la tenía, si lograba saber a qué sabían sus labios, el sabor de su piel... el sonido de sus jadeos, escucharla decir su nombre entre gemidos, ver la expresión de su rostro, el calor de su cuerpo, su cuerpo... tal vez si supiera todo eso podía sacarla de su mente.

-No... - dice en un gruñido, enojado consigo mismo por pensar eso, no podía hacerle eso. La deseaba con desesperación, como nunca antes había deseado a alguien, pero no podía seducirla, no podía.

Trato de mantenerse alejado de la rubia en los próximos días, no podía estar sintiendo eso por ella en tan poco tiempo.

Pero entre más tiempo estaba lejos su mente lo atormentaba más, era como si no pudiera pasar ni un segundo sin pensar en ella.

Ser Feliz / Anthony BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora