PROLOGO

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"Los que nos prometen el paraíso en la tierra nunca trajeron más que infierno."
K.R.P

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Se trataba de la primera Luna Nueva de aquel verano, llamado uno de los más sofocantes en décadas. Los habitantes de la pequeña ciudad de Marfa al Oeste de Texas, optaban por abrir las ventanas de los balcones para sobrellevar las altas temperaturas. Mientras, la oscuridad brotaba del cielo arrasando con nubes y estrellas, dejando a su paso un torbellino de negrura entre su gran inmensidad.

En este reducido espacio, lleno de leyendas y mitos que siguen pasando de generación en generación, había particularmente una profecía entre los ancianos. Una que solo era relatada cuando el sol aún besaba las montañas y sus rayos iluminaban el camino de los viajeros. Se consideraba de mala suerte mencionarla de noche, y más aún una noche como esa. Aunque sus palabras han cambiado con el pasar de los años, la amenaza sigue siendo la misma...

"Malditos de aquellos que se interpongan en el camino de la Luna y su venganza contra la oscuridad, y maldita sea la oscuridad por esperar con los brazos abiertos su castigo".

Se cree que los días calurosos, como ese, eran presagios de que el maligno caminaba entre sus calles.

"El mismo infierno abriría sus puertas dando paso al ser que tomará represalias contra aquellos que desean terminar con su reinado de maldad".

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Él, conocía cada callejón de la villa, sabía exactamente cuando y como moverse para no levantar sospechas. Odiaba las miradas de escrutinio que le brindaban los adultos y aún más, las miradas deseosas de las jovencitas buscando su atención. La situación había estado cambiando de manera repentina.
Estaba siendo carcomido por la culpa, acechado por sus decisiones. Sabía que necesitaba actuar cuanto antes, sin embargo, la prioridad era clara, ¡Debía protegerla!

Su rostro se inclinó alzando la vista al balcón frente a él, maldijo al ver sus ventanas abiertas. Reviso en los alrededores en busca de alguna amenaza visible sin observar nada fuera de lo normal, pero podía percibir el asqueroso olor a muerte muy cerca.

Solo un rastro de humo apenas visible quedó en el lugar donde se encontraba, ahora, él se ubica en la terraza rodeado de cortinas blancas que la brisa agita de manera descontrolada. Con cautela se acercó a la cama dentro de la habitación en un silencio sepulcral. Su respiración se alteraba con cada paso, sentia como su corazón se aceleraba hasta dejarlo casi sin aliento, pensó que quizás después de tanto tiempo ya no sentiría lo mismo por ella, que decepcionado se sintió al equivocarse.

Ella, se encontraba sudando entre las sábanas con su cabello color fuego pegado al rostro. La angustiosa forma en la que se retorcía en la cama eran claras señales de que estaba siendo víctima de una pesadilla.

No tardo en percibir aquella, presencia acercarse, un olor familiar.

-¿Que es lo que haces aqui? -Una voz de molestia hablo desde el ventanal, dejando ver el brillo de sus ojos violetas intensos.

-Debería ser yo quien haga esa pregunta, Neftaly? -su voz poco amable dejaba visible la molestia que le causó su llegada.

Neftaly cambio el color de sus pupilas ahora sus ojos eran de un negro brillante.

-No importa, es obvio lo que haces aqui -solto con desdén-. Debemos estar atentos, las legiones se han reunido y se murmura entre sus filas que ya saben de ella, que estés aquí es... 
Neftaly no pudo terminar la frase antes de que él cambiara su expresión ahora llena de furia desbordando de su mirada.
De repente el viento dejó de soplar y la calma de la noche causó escalofríos a cualquiera que estuviera despierto, augurio de que se avecinan las tinieblas.

''Desataré el Infierno contra quien intente ponerle una mano encima, y haré de su existencia un destino peor que la muerte''.

Aquella, era una amenaza contra todos los condenados y no pararía hasta cumplirla.

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