Parte 17

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¿Qué acaba de pasar? Me pregunté desconcertada y aún mareada al volver a la habitación de mi madre.
¿Fue real? ¿Qué fue eso que dijo Eros?
Me estoy volviendo loca. Creo que todo eso fue un sueño..., pero esperaré por si acaso.

Quede en silencio por un momento sentada en la cama. Ojeó detenidamente las páginas restantes del libro. Hay detalles sobre la forma adecuada de hurgar en las mentes. Cómo hacerlos hablar, formas de torturas y hasta paralizar su corazón con solo un pensamiento. Lo cerré de golpe. Todo lo que dice es una barbaridad.

No había pasado ni un minuto cuando Dark surgió de la nada delante de mí con su estilo casual de siempre. Nunca falta su chaqueta para darle un toque más misterioso. Media sonrisa se dibujó en sus labios y sentí como toda la habitación se volvía cálida. Este chico no podía ser capaz de arrebatarle el alma a mi abuela. Ni siquiera por ser el mismo Lucifer en carne y... Fuego.
Quería correr a su lado y a la vez alejarme. Todo era confuso.
Él vio el broche en mis manos y su sonrisa sé amplió con ternura.

—Así que insistes en encontrarme —expresó aun sonriendo.

—Yo... —intenté decirle; sin embargo, fui callada con la entrada repentina de mi madre al cuarto. Me contempló y luego observo alrededor. Cuando se dio cuenta de que todo estaba en orden me indico que bajara. Ya mi papá esperaba en la mesa y Stephen estaba por llegar.
Divise a Dark en el mismo lugar. Sin prestar atención a la asistencia de mi madre. El glamour lo volvía invisible a los ojos de ella, pero por la palidez de su rostro sabía que podía sentir que alguien nos observaba.

—Me cambio y voy —le dije guardando el libro en la caja.

—No. Baja ya mismo. Y deja de hurgar en cosas sin importancia —exclamó saliendo del cuarto una vez más.

¿Cosas sin importancia? Ja. Esas cosas sin importancias me están matando —literalmente— poco a poco. Deseaba gritarle.

—Anda. No discutas. Solo está preocupada por ti —dijo Dark sin moverse de su lugar.

—Ni se te ocurra irte —le indique abriendo la puerta— me debes muchas explicaciones.

—Prometo no volver a irme —sus ojos negros destellaron al decir esas palabras. Sigo pensando que un universo se encuentra esperando a ser reclamado en su mirada.

La hora de la cena llegó según lo planeado. Mi padre recibió a Stephen en la sala, quien entró con un postre en sus manos, haciendo que recordara la noche del cumpleaños con todo lo que vino después. Mis mejillas se sonrojaron y él al darse cuenta me regaló una pícara sonrisa, gesto que regresé inmediatamente.
Dark admiraba todo el movimiento sentado en las escaleras. Cuando vio a Stephen llegar bufo con desdén.
Stephen tendió con amabilidad la silla donde me sentaría. Al estar todos presentes en la mesa, Dark aprovechó el lujo para sentarse en una de las sillas vacías.
Si mi madre se diera cuenta de que el Diablo está a su lado, de seguro moriría.

"Todo estará bien", le susurré en el oído a Steve. Podía percibir su incomodidad. Más allá de lo que normalmente suele estar frente a mi padre.

—¿Ya te sientes mejor? Esta tarde... —intento decirme Steve.

—Sí, tranquilo —interrumpí—, ya me siento muy bien. Solo fue una confusión, por toda la gente que había en el parque.

—Sí. Lo mismo pensé... —añadió apretando mi mano por debajo de la mesa con ternura.

Mi padre se aclaró la garganta para llamar nuestra atención justo antes de que mi madre se sentara a su lado con un hermoso vestido amarillo con lunares negros de tirantes. Colocando en la mesa un tazón de vegetales.

CLARO DE LUNA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora