CLARO DE LUNA

Parte 5

No creo que nadie me creyera jamás lo que estoy viviendo en este instante.
"¡Estoy desayunando con un demonio!". ¿Quién pudiera decir eso?...

—¡Es increíble que no me hayas dejado mermelada! —El reclamo de Dark a la hora del desayuno hizo que me atragantara con la tostada.

—No sabía que a los demonios les gustara tanto la mermelada —exclamé levantando el plato de la mesa del comedor para colocarlo en el lavavajillas—. Por cierto, ¿ya puedes utilizar el dominio? Veo que ya cambiaste tu rasgado traje.

Dark llevaba una franela blanca y pantalón de jean, algo básico. Pero puesto en él, era un atuendo muy diferente.

—Sí —comentó observando el tocino en su plato desconcertado, para luego llevárselo a la boca, cambiando inmediatamente su expresión al probarlo.

—Está bueno, ¿eh? —me ignoró por completo. "¡Grosero!", pensé—. ¿Entonces puedes utilizar el Glamour? Digo, por si llegan mis padres de repente.

—Lo puedo intentar. Por cierto, ¿dónde están ellos? Hace rato que no escucho sus voces.

—Al parecer la policía tiene motivos para creer que lo de Liam fue un intento frustrado de secuestro. Así que llamaron a declarar a las últimas personas que estuvieron con el niño antes de desaparecer. Mis padres se encuentran en la estación para dar sus testimonios. Lo cual me dio tiempo de preparar el desayuno para nosotros.

—Y si consiguen al culpable, ¿qué harán con él?.

—De ser así, al culpable lo llevarán a la cárcel.

—¿Y eso es suficiente castigo? —Dark me observaba atento a mi respuesta.

La pregunta, hizo que mis manos tuvieran cosquillas de la ira reprimida.

—¡Ni el Infierno sería suficiente! —reproche suspirando amargamente.

La expresión de Dark se volvió impenetrable. No había manera de saber lo que pensaba en ese momento.

—Te podría ayudar con ese castigo... —agregó con una sonrisa de satisfacción naciente en sus labios.
No tenía duda de que así fuera.

—¿Dark?, ¿Conociste a mi abuela? Y aparte, ¿porque hablaste del dominio de la mente en Paradise? ¿Qué soy en realidad? —muchas interrogantes rondaban en mi cabeza y antes de darme una respuesta, tocaron el timbre.

—Debes abrir —indicó Dark levantándose de la mesa.

—No atenderé la puerta —respondí. Realmente necesitaba respuestas.

—Deberías —me dedicó una mirada distante—. Él ha estado muy preocupado por ti.

—¿Él?... —inmediatamente, la voz de Stephen llamó a la puerta.

No me di cuenta en el momento que Dark salió de la cocina.

Dio unos pasos hacia la entrada y suspire antes de abrir. No podía negar la emoción de mi corazón al oír a Steve.

—Hola, hola —comenté al abrir con una sonrisa. Stephen me abrazó con fuerza colocando su mentón encima de mi cabeza.

—¿Te has estado escondiendo de mí? —inquirió levantando mi rostro para besar los labios con suavidad. Un beso cálido y lento—. No podía soportar la idea de no verte por tantos días —dijo al soltarme.