Luis
Le expliqué a Ada todas las dudas y temores que tenía respecto a lo que sentía por Margarita. Creí que ella me soltaría su típico reproche, pero me equivoqué. Se limitó a resoplar para luego decir:
—Aunque te creas todo un hombre mayor porque estás con Margarita, no eres más que un niño. —Sonrió.
—¡Oye! Ya deja de ofenderme, ¿quieres? Tengo diecinueve años, ya soy un adulto.
—Eres solo un niño. Y me da lástima decírtelo.
Me dedicó una mirada como si un adulto le dijera a un niño qué hacer.
—¿Quieres dejar de tratarme de como un niño? —hablé de mala gana. Me molestaba sobremanera que me tratase como menos un estúpido.
—Cuando demuestres que eres un adulto, te trataré como tal. Por mientras, solo veo que aún eres un niño y bueno, es comprensible. O sea, tienes diecinueve, bien lo has dicho. Veo hasta normal que dudes de muchas cosas. Yo a tu edad todavía no sabía lo que quería. —Bajó la cabeza—. Y me pregunto si, a mis veintiocho, sé lo que quiero —musitó.
—¿Ah? —pregunté enarcando la ceja.
—Pero no estamos hablando de mí que, aunque me duela, se puede decir que lo mío con Humberto no tenía futuro, así que ya no hay mucho que se pueda hacer. Supongo que todo debía acabar así... —habló, triste.
—¡Bruja!
Quise alzar mi brazo hacia ella para abrazarla y animarla, pero me lo impidió.
—Ahora no estamos hablando de mí, ¿ok? ¡Deja de mirarme con lástima! —dijo, tan decidida, que sabía que estaba hablando en serio, así que la obedecí.
Me limité a asentir con la cabeza. Pero quería preguntarle por qué insistía en tratarme como un niño, cuando no era así. Es decir, ¡yo tenía muy claro qué era lo que quería hacer con mi vida!
Desde chico, había sabido que lo mío era la música. Había peleado con mi viejo innumerables veces para defender mis sueños; sin que él supiera llevé los cursos de canto; cada tanto me reunía con mis patas del grupo de rap; si todo iba bien, me podrían llamar a las audiciones que fui; y si no, eso no amilanaría en nada mis deseos de ser un cantante.
En el Perú, en los últimos años se había puesto de moda esos realities en donde la gente hacía castings y participaba de concursos para ver quién era el que mejor voz tenía, a lo American Idol. Al principio, yo no le había dado mucha bola, me parecían una farsa. Pero, con el tiempo había visto que más de un concursante, si bien no era que fueran una súper estrella mundial, tampoco les había ido tan mal. Años después de que saltaran a la fama, en la actualidad podía escucharse en la radio una canción de aquellos o ver algún afiche en donde se anunciaba sus presentaciones en algún bar o discoteca. Por lo que, resolví dejar mis temores; asistiría a esos castings de esos programas para tentar a la suerte y quién sabe, llegar a un gran público y que algún productor musical apostara por mí.
¡Yo sabía lo que quería hacer con mi vida! Y así se lo hice saber a Ada.
—Pero no me refiero a eso, tonto.
—¿Entonces?
—A tus sentimientos por Margarita.
—Ah.
—Pensar que antes cuando me hablabas de tu enamorada... Qué bien supiste engañarme esa vez en tu cumpleaños, ¿eh?
Sonreí al recordar aquella noche.
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El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
ChickLitContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...