✿ Capítulo 38 ✿

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Margarita

No sé en qué momento dejé de prestar atención a lo que Luis me contaba. Era como si mi consciencia se hubiera ido a otro lado. De no ser porque sentí una mano sobre mi hombro derecho que fue que mi mente volvió a mi cuerpo.

—¿Y ya se pusieron al día, parejita? —preguntó Ada al tiempo que se sentaba a mi costado.

—¡No dejes sola a mamá! —le reclamó.

—Ha venido el tío Adolfo y he preferido darles privacidad. —Miró hacia donde los susodichos estaban—. Se notaba que mi tío quería contarle, algo un poco privado, así que decidí no incomodar.

—¿Qué cosa?

—Ni idea, pero si me preguntas, creo sospechar qué es.

—¿Y la tía Nieves? ¿Vino con él?

—No. Justo es por eso es que creo que querían hablar. —Ada susurró—: ¿Has visto últimamente a mis tíos juntos?

—¿Qué quieres decir?

—Que creo que están separados. Es raro que mi tía no haya venido con él, ¿no crees? Si son inseparables.

Luis la miró, poco convencido.

—Es tarde. Es comprensible que mi tía no haya venido a acompañarlo. O sea —volteó a mirarme—, no todas las mujeres son tan devotas como mi Margarita. —Él cogió mi mano para entrelazar nuestros dedos, de manera discreta para no llamar la atención de sus parientes que estaban más allá.

—Ya veo. ¡Me alegro por ustedes! —Ada sonrió.

Luis correspondió a su sonrisa. Yo intenté emularlo, pero no pude.

—¿Y por qué crees que los tíos se han separado? ¿Te lo han contado nuestros primos?

Ada asintió.

Según contó, su primo Bruno, hijo de sus tíos Adolfo y Nieves, le había confesado que parecía que tenía un medio hermano por parte de su padre, producto de la infidelidad de este. El secreto había salido a la luz hace no mucho: su tía había descubierto el destino de fondos de sus cuentas bancarias para el pago de la pensión de una universidad privada a nombre de un chico que compartía el mismo apellido que ellos. Y aunque Bruno y su hermana oficialmente no debían saber nada, los continuos gritos y peleas de sus padres los pusieron al corriente de todo. Luego de eso, su tío se fue de la casa con su nueva familia porque afirmaba que su otro hijo, al ser aún menor de edad, los necesitaba más que a Bruno y a su hermana, que ya eran adultos.

—¿Quién lo hubiera pensado de mi tío Adolfo? —exclamó Luis.

—Pobre de mi tía. Ya no solo le basta con descubrir que su marido le fue infiel, sino que ahora prefiere a su otra familia. —Ada sacudió la cabeza—. Parece ser que el gen de la infidelidad es típico en los hombres Villarreal.

—¡Hey! No nos incluyas a todos. Que yo siempre he sido fiel a Margarita.

—¿De verdad, enano? —Ada lo miró con recelo—. Maggi, no te cortes. Cuando este se porte mal, me lo cuentas y lo pongo en vereda de inmediato.

—¡Oye! ¿De quién eres hermana?

—De ti, pero en estos temas, me pongo de parte de Margarita, que la pobre ya sufrió con César, como para ahora ir de Guatemala a Guatepeor.

—No me defiendas —dijo Luis al tiempo que la observó, ofendido.

—Es verdad. —Ada me miró con curiosidad mientras arrugaba la frente—. ¿Qué te pasa, Maggi? Estás muy callada.

El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora