Luis
Después de regresar con Margarita, puse en orden mi vida. Asistí a las clases e hice lo posible por ponerme al día en las que había estado atrasado. También busqué a Pablo para hacer las paces, aunque me costó lo suyo.
—Ya pues, brother —dije, fastidiado—. Me he disculpado. ¿Qué quieres? ¿Que me arrodille y te pida matrimonio?
Ambos estábamos haciendo la cola en la cafetería de la universidad. Pablo tenía una bandeja en donde se había servido el menú para comer. Yo estaba haciendo lo propio.
Mi amigo me miró con desdén. Como no me respondía, le iba a insistir, pero no tuve tiempo. La encargada de la cafetería, una chica de facciones asiáticas, le preguntó a Pablo si quería jugo de maracuyá o chicha.
—Chicha, por favor.
—Bien, ahí tiene. Buen provecho.
—A mí me sirves... —dije.
—Maracuyá, ¿no? —me interrumpió la chica. La miré, sorprendido—. ¿Estás en exámenes finales? En la Facultad de Arquitectura ya comenzaron ayer, aunque no tengo mi primer final hasta este jueves.
—¿Estudias aquí? —pregunté, asombrado.
—Sí. Tú eres Luis Augusto Villarreal García, ¿no me recuerdas?
¿Cómo con mi nombre completo?
—Yo soy Su Wan Leng; compartimos carpeta cuando estuvimos en el Taller de Música, el año pasado. Aunque ya no uso lentes como antes, sino unos de contacto.
Cuando la observé bien, me di cuenta de que, en efecto, la conocía.
Tal como lo dijo, Su Wan había sido mi compañera de clases del Taller de Música. Yo entonces estaba en el primer ciclo de Estudios Generales; ella, el cuarto ciclo. Ahí hice recordé con más detalles cómo fue que la conocí.
Su Wan solía ser muy tímida, aunque tenía una hermosa voz. En una ocasión, en la que fue ovacionada por la clase y el profesor, fue también ridiculizada por una compañera al provocar que se cayera al suelo. Indignado, yo salí en su defensa.
Desde entonces, Su Wan se me acercaba, e incluso una vez me pidió mi número, pero me hice el desentendido. Por entonces tenía una relación con Diana y no me interesaba nadie más. Y así fue hasta que terminamos el ciclo de estudios, cuando dejé de verla, hasta ahora...
—¡Oh sí! Ya me acuerdo de ti —contesté.
—Y mañana es tu cumpleaños, ¿no?
Abrí los ojos, sorprendido.
Sabía que entonces yo le había gustado a Su Wan, pero no creía que todavía se acordase de mí; menos, que supiera mi cumpleaños.
—Antes de terminar el semestre, el profesor nos dio a todos la hoja de datos de los compañeros de clases. Ahí estaba tu cumpleaños y tu email. Y luego de acabar el ciclo, te escribí, pero no me respondiste.
ESTÁS LEYENDO
El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
ChickLitContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...