Luis
¿Qué diablos hacía aquí mi hermano Memo? ¿Me habría visto dándole un beso a Margarita?
—Memo, ¿qué quieres? —dije. Cientos de mariposas sentía en mi interior.
Soltó su típica sonrisa de travieso. Comenzó a señalarnos a Margarita y a mí con uno de sus dedos, mientras que con otro se rascaba el cuello.
¿Me habría sorprendido dándole un beso? ¿O me habría separado de ella justo a tiempo?
—¿Se estaban besando? —preguntó—. Porque los vi besándose. Ella te agarraba la cabeza y tú a ella del mentón. —Soltó una risotada.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda ¿Qué hacer?
—No sabía que la amiga de Adita fuera tu enamorada, Lucho —prosiguió. Se tapó la boca con una mano al tiempo que con la otra señalaba a Margarita.
—Este... yo... —dijo ella en un tono de voz casi imperceptible.
La angustia en el rostro de Margarita era evidente. Me agarró de la mano con aprensión mientras sacudía la cabeza.
Parecía que a mi hermano el espectáculo del que había sido testigo le provocaba carcajadas, pero a Margarita era todo lo contrario. Memo la miraba con curiosidad. Ella estaba cabizbaja, incapaz de contemplarlo a los ojos.
—Luis... —añadió ella con la voz entrecortada.
Me pareció que una lágrima le caía. Con ese panorama, me decidí a todo.
Estaba más que claro que ya no podíamos seguir ocultándonos más. ¡Memo se lo diría a todos! Con lo bocón que era, no me quedaba duda. Margarita y yo debíamos afrontar las consecuencias de no revelar nuestra relación.
—¿Por qué está llorando Margarita, Lucho? —intervino mi hermano, quien, al darse cuenta, dejó su expresión traviesa por una de preocupación.
No supe qué responderle. Simplemente continuaba enmudecido.
—Yo... —respondió Margarita de manera entrecortada.
—No llores. —Memo se acercó hacia donde había una pequeña caja de papel tissue, al lado de la cama de mi hermana. Le entregó un pañuelo a Margarita, en un hecho que me recordó mucho a uno que sucedió entre ella y yo años atrás—. Con lo bonita que eres, te vas a poner fea. ¿Verdad, Lucho?
Le sonreí a mi hermano y asentí con la cabeza.
—Gracias —dijo Margarita mientras se limpiaba las lágrimas.
Con ese gesto de mi hermano, me di cuenta de que, quizá el panorama para nosotros aún no era tan sombrío.
—Memo, ve afuera y espérame un rato en el pasadizo. Tú y yo tenemos que conversar, ¿bien?
—Pero, primero ¿me dices en dónde está el FIFA 11? Mis primos y yo queremos jugarlo; ya nos cansamos del Mario Bross.
—Está bien. Ahorita voy a mi cuarto a buscarlo. Sal y espérame un segundo, que debo hablar con Margarita.
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El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
ChickLitContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...