Luis
—¿Qué...? ¿Qué significa esto? —dijo Ada mostrándome la tarjeta. Tenía la boca tan abierta, que fácil su quijada hubiera tocado el piso.
Yo quería que la tierra me tragase.
—¡Espera! Todo tiene una explicación —hablé mientras me apresuraba en quitarle la tarjeta, aunque ya demasiado tarde.
—Lucho, ¡¿qué diablos has hecho?!
—Ada, yo...
—¡No me digas que te metiste con Margarita y que la dejaste embarazada! No me lo digas. ¡Mierda! No me lo digas... —habló mientras se llevaba las manos a la cabeza. Su cara estaba tan blanca como si hubiera visto a un fantasma.
—Ada... —La miré, triste—. Las cosas no son lo que parecen.
Me acerqué a ella, temeroso.
Había querido que la bruja se enterara de todo, cierto, pero en su debida oportunidad, ¿ok? No así, a escondidas, sin prepararle el terreno, porque ya me imaginaría que se lo tomaría mal. Y no estaba lejos de la verdad.
Mientras yo la veía varias vueltas en mi habitación al tiempo que decía «¿Cómo fuiste capaz de meterte con mi mejor amiga?» hasta «¿Qué te crees tú? ¿Un semental que puede embarazar a cuanta mujer se le cruza en el camino?», varias gotas de sudor cubrieron mi frente.
Luego de que me soltara todos los reproches habidos y por haber y cuando parecía que, por fin, se había calmado, resolví acercarme a ella para aclararle todo. Ada estaba sentada en el borde de mi cama mordiéndose los labios sin decir nada más. Yo debía hablarle de cómo habían sido las cosas antes de que emitiera juicios inexactos sobre mi relación con Margarita.
—¿Me vas a dejar hablar? —le pregunté mientras trataba de coger su mano derecha. Mas, la reacción que ella tuvo de apartarla de mi lado de mala gana, me hizo ver que todavía no se había tranquilizado.
—¡Déjame, tonto! —dijo para después levantarse y apartarse de mi lado—. ¡Lo has arruinado todo! ¿Es que acaso no te has dado cuenta?
Mi hermana empezó a dar vueltas por toda la habitación, de una manera tan acuciante, que me revolvía el estómago, más que antes. Sentí unas ganas inmensas de ir al baño, pero me contuve. No era momento de que la dejara a solas, pensando en qué cosas y, peor todavía, sin saber cómo iba a actuar.
¿Quizá pensaba en buscar a Margarita? ¿Le reclamaría? ¿La bruja creería que era una robacunas, como mi enamorada tenía miedo de que lo hicieran? ¡Ni hablar! ¡No podía ni siquiera imaginarlo! Ada no era así.
¡Era obvio que al principio esta noticia le caería como un baldazo de agua fría a Ada! Si yo estaba en shock y, solo después de mucho procesarlo, recién me estaba haciendo a la idea de que podría tener un hijo con Margarita, entonces no podía esperar menos de mi hermana. Peor todavía, ya no solo era una noticia, sino dos, ¿ok? ¡Cualquiera reaccionaría de mala manera! Como ahora, en la que mi hermana estaba sentada mirándome con una cara de recriminación, que no se la había visto desde hacía tiempo. Ella sacudió la cabeza.
Mas, luego de Ada resoplara profundo, mis ojos se toparon con los suyos. Y fue ahí, en la similitud que encontré en aquellos con los míos, que toda una serie de recuerdos me golpeó. Como antes, ella se portaba como mi hermana mayor; tenía razón para enojarse, para reprocharme, para decepcionarse, porque yo la había cagado, era cierto. Pero, por muy enfadada que estuviera, eso no minaba para nada el gran corazón que tenía dentro de sí.
Ella era mi hermana, mi confidente, mi gran apoyo. Innumerables veces había estado ahí para apoyarme, para ayudarme y para animarme cada vez que lo necesitara. Por muy amargada que estuviera, esto no desaparecía el vínculo fraternal que nos unía. Con esta afirmación en mente, supe cómo actuar.
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El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
ChickLitContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...