Luis
—¡¿Qué estás hablando?! ¡No! —repliqué, ofendido—. Si ni a Diana, con las escenas de celos que me hacía, le fui infiel. ¿Por qué lo haría con Margarita?
—Ok —Ada alzó ambas manos a la altura de su rostro—, me queda claro que no le serías infiel.
—¡Claro que no! Una cosa es que estemos peleados, como cualquier pareja, y otra que sea un tipo de esos que les gusta jugar a doble cachete.
—¿Como el papá de Margarita?
—Y como nuestro viejo —dije con el ceño fruncido.
Ella sacudió la cabeza para luego agregar:
—Aún no se lo perdonas, aunque mamá ya lo haya hecho hace tiempo.
—No.
—¡Eres un doble moral, Lucho!
—¿Eh?
—Aún no perdonas que nuestro papá haya sido infiel, pero ahora ves bien que el viejo de Margarita lo fuera. ¿Cómo se llama a eso?
¡Ah, no! Esto ya era demasiado.
—A ver, bruja, no te pongas en contra mía. Yo nunca le perdonaré que papá le haya sido infiel a nuestra viejita —dije, molesto—. ¡Él no tenía razón de serlo! Se iba por ahí en sus viajes de dizque negocios —hice el gesto de comillas con los dedos— o cuando lo destacaban los militares, mientras que nuestra viejita se rompía el lomo criando sola a sus tres hijos. ¡Qué bonito todo!
—Sí, pero...
—Que tú lo hayas perdonado, es cosa tuya.
—¡Que yo no lo he perdonado!
—¿No? —Sonreí con ironía. Ella meneó la cabeza—. Pues para no hacerlo, bien que lo defiendes a capa y espada.
—¡No es eso...!
—¿Entonces?
—Es solo que a veces hay que ser un poco más condescendiente con las personas que nos rodean y más si... —Arrugó la frente.
Me la quedé mirando, esperando oír qué diría, pero fue en vano.
Ada había enmudecido de pronto. Todo su rostro estaba tenso. Incliné mi cabeza hacia ella, de manera instintiva para invitarla a que continuara, mas solo me dio la espalda y se sentó sobre mi cama, ¿dando la discusión por terminada?—¿Bruja? —Me acerqué donde ella.
Ella sacudió la cabeza.
—Vamos... ¿Vamos a seguir hablando de cosas de parejas que, aunque sean de nuestros padres, no podemos hacer nada o de tu relación con Margarita? —Sonó como a la defensiva—. Que a estas alturas, es lo que debería importarte, ¿no?
—¿Te ocurre algo?
Me senté a su lado. Su actitud cambiada me causaba suspicacia.
—Aparte de lo de Humberto, ¿qué más me podría pasar? —Seguía sin mirarme a la cara como hasta hacía unos minutos.
—Dime tú. ¿Por qué te has puesto de repente tan nerviosa?
—¡Figuraciones tuyas! —Sonrió con dificultad—. Entonces, nunca le serías infiel a Margarita, ¿no?
—¡Por supuesto que no!
—¡Pobre de ti que le hagas sufrir a mi amiga! Suficiente tiene con haberla pasado muy mal con su exmarido, como para que vengas tú a darle la estocada final.
ESTÁS LEYENDO
El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
Literatura FemininaContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...