Era una radiante sonrisa lo que Takemichi no había podido ocultar durante los últimos cuarenta minutos.
La visita de Draken había sido breve. Tres días encerrado en ese sitio consumían su cordura poco a poco, pero el regalo que vino envuelto en el aroma de su omega y que su compañero le había traído le había otorgado ese poquito de esperanza que necesitaba para seguir adelante. Un hermoso boceto dibujado en el papel los representaba a ambos; a Mikey y a Takemichi tomados de la mano y contemplando el mar frente a ellos. Rápido y simple pero cargado de detalles en forma de amor. Y una preciosa caligrafía que le hablaba directamente a él y que acompañaba a ese precioso dibujo:
Donde sea que estés siempre estaré contigo. Aquí, en este preciso instante, si te sientes solo mira más allá en tu corazón y me sentirás igual que yo te siento a ti.
Te amo, Michi. Más que a nada.
Y mentiría si dijese que no se le había saltado alguna lágrima. No podía dejar de mirar el papel, de leerlo mil y una veces y de olfatearlo para encontrar el delicioso aroma de su omega. Su alfa estaba más tranquilo y Mikey, a través de la conexión que él mismo mencionaba en esa preciosa carta, también parecía más calmado. Por fin algo bueno en esa mierda de situación. Algo que le atase a la realidad y que le hiciese ver un poco de luz al final del túnel. Un rayo de esperanza.
Manjiro lo amaba, ¿Qué más podía pedir? Pasara lo que pasara a partir de ahora podría quedarse con eso y si tenía que morir entonces lo haría con una sonrisa porque estaba enamorado del omega más precioso del mundo entero.
Pero un ruido a lo lejos interrumpió sus coloridos pensamientos. Rápidamente guardó la carta dentro de su camisa y tomó una postura más natural al lado de los barrotes de su celda. Frente a él, el idiota que le había estado provocando dos días antes ya no estaba. Era obvio que lo habían ejecutado por sus crímenes. Violar y matar a decenas de omegas en Tenjiku estaba castigado con la pena de muerte.
En el fondo le daba rabia no haber sido él quien lo matara con sus propias manos. Pero no podía quejarse. Había pagado por lo que había hecho y dicho, tenía que conformarse con eso.
-Es aquí mismo, Majestad, a la derecha -esa simple frase activó todas sus alertas. Su corazón comenzó a ir a mil por hora. ¿Sería él? ¿Sería Manjiro? Olfateó el aire y se entristeció al darse cuenta que no era su aroma. ¿Pero entonces...?
-Buenas tardes, Hanagaki -si su mandíbula no estuviese atada a su cabeza seguramente habría caído al suelo abierta de la impresión. En un inicio no supo cómo actuar, la penetrante mirada de Hajime Kokonoi le estaba perforando el alma. Pero pasados unos segundos y por instinto, obligándose a sí mismo a dejar de boquear sorprendido, su cuerpo se inclinó en una rápida y nerviosa reverencia cargada de respeto.
-Majestad... Yo... -sus palabras quedaron perdidas en el aire y pronto se dio cuenta que no sabía qué decir y cómo decirlo. Lo último que se esperaba era ver al rey frente a él de nuevo y por esa razón no había ensayado qué podría decirle. Mierda, le había pillado por sorpresa.
-Puedes marcharte, necesito hablar a solas con él.
-¿Está seguro, Majestad? No creo que sea seguro -Takemichi alzó la cabeza lo suficiente para observar al guardia que había acompañado a Hajime. Este se veía algo preocupado pero la mirada estricta del monarca le hizo recuperar cierta seriedad.
-No creo que un hombre encerrado pueda hacerme nada. Y se te olvida que a pesar de ser rey sigo siendo un alfa más mayor y fuerte que este niño. Márchate, por favor -a pesar de su educación al final su tono de voz era cortante. Estaba claro que no quería perder el tiempo con ese guardia por lo que este terminó cediendo y tras una breve reverencia de despedida se marchó.
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Paradise [Takemichi & Mikey]
Fanfiction❝No existe nada en este universo, ni siquiera el reino más idílico de todos, que pueda compararse a lo que siento cuando estoy contigo. Eso sí que puede ser considerado un paraíso❞ «AU Omegaverse»