Capitulo 43

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Jamás se había presenciado un desplazamiento tan grande y poco discreto. Pero no querían esconderse, querían llamar la atención, querían que se notara su presencia. Querían una guerra y las guerras siempre son poco sutiles y para nada diminutas.

La planicie del mar estaba cubierta por decenas de barcos con el escudo de Tenjiku en sus banderas alzadas. Surcaban el agua a la máxima velocidad que podían y cortaban el aire como un pájaro. La costa en la distancia cada vez se veía más nítida y más atrayente.

Sentía un cosquilleo trepar por su interior. Parado en la cubierta del barco el aire le peinaba los cabellos con poco cuidado, la noche caía poco a poco y el cielo se tornaba anaranjado con cada minuto que pasaba. Soltó un largo y tedioso suspiro, su alfa interior aún no hacía acto de presencia pero ni siquiera sentía necesitarlo. Su mera forma como humano era suficiente para poder desquitar todas sus frustraciones en una batalla que no tendría límites. Estaban ahí para deshacerse de la tiraría de Bonten de una vez por todas, pero sobre todo estaban allí para liberar de sus garras al querido príncipe de Tenjiku.

Apretó los puños con fuerza, podía escuchar las palabras de aliento del ejército de su reino a sus espaldas, escuchaba también cómo sus espadas eran afiladas en los últimos instantes antes del ataque. Ignoraba todo eso, ignoraba absolutamente todo lo externo y sus cinco sentidos estaban ofuscados en la vista que tenía delante y que poco a poco se hacía más clara.

-¿Estás preparado, Hanagaki? -una voz tosca y cortante se escuchó a su lado. Shinichiro estaba igual de enfadado que él pero también de decidido. El chico le miró un segundo para posteriormente volver a apartar la vista dando un breve asentimiento -. Esperemos que esto salga bien, ojalá yo también pudiera ir con vosotros pero sería demasiado arriesgado y nos terminaría delatando.

-No debes preocuparte por eso -sentenció y en su mirada pudo apreciarse una llama ardiente de venganza -. Ten por seguro que esta vez no fallaré.

-Quiero creerte -continuó -, pero es mi hermano pequeño del que estamos hablando y nunca me sentiré tranquilo si no soy yo quien se ocupa de él. Y mi padre piensa lo mismo -Takemichi apretó los puños y su mandíbula se tensó de repente.

-No pienso volver a fallarle.

-¿A mi padre o a Manjiro? -preguntó y hubo un silencio de unos segundos.

-A ambos -admitió en voz baja. Shinichiro terminó asintiendo y su vista se fijó también sobre la costa a la que cada vez se acercaban más y más. El ambiente era cálido pero sutilmente húmedo, les esperaba una noche larga y fría.

-Será mejor ir preparándonos, estamos a punto de llegar.

No pudo compartir muchas más palabras con el resto. Hajime no había vuelto a acercarse a él desde que estuvieron en Tenjiku, mucho más concentrado en el objetivo y en el recuerdo de las palabras de su marido y de su hija cuando se despidió de ellos. Takemichi no sabía lo que se dijo en esa conversación pero podía hacerse una ligera idea.

No había salido del camarote en todo el trayecto y sabía que había estado solo todo ese tiempo. Tampoco quería presionarle o incomodarle, mucho había recibido sabiendo que lo último que le dijo al dirigirse a él fueron palabras de aliento y de ánimo, dándole a entender que aún seguía confiando en él para salvar a su pequeño. Y claro que lo haría, eso estaba muy claro.

Hajime salió del camarote poco antes de desembarcar y Takemichi nunca le había visto vestido de esa forma. Con una aparatosa armadura y una espada que solo se había manchado de sangre durante la Trágica Batalla de Tenjiku. No sabía si esta volvería a ser trágica pero de lo que no cabía duda es que toda batalla entre ambos reinos era sangrienta para ambos bandos. Shinichiro estaba a su lado y estuvo ahí en todo momento. Bajaron de los barcos en pequeños pero numerosos botes y solo acercaron algunos más grandes para bajar a los caballos. Se acercaron a la orilla esquivando los disparos de los cañones que ya arremetían contra ellos dando inicio a una larga e impredecible noche.

Paradise [Takemichi & Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora