Capitulo 19

596 79 39
                                    

Takemichi siguió los pasos de su enfurecido omega a través de los pasillos de palacio.

Verlo salir de clase cargado de enojo no hizo otra cosa que activar todas sus alertas pero por suerte las únicas feromonas que advertía del pequeño eran de enfado y no de algo más. No se atrevió a hacer preguntas y cuando estuvieron en la puerta de su habitación, Mikey entró y cerró de un portazo detrás de él dejando a Takemichi pasmado.

No entendía qué había podido pasar para que el príncipe reaccionara así pero conociendo su temperamento era probable que alguien hubiera dicho algo fuera de lugar. Después de intentar entrar dando varios golpecitos a la puerta escuchó la voz de Manjiro gritando que lo dejaran en paz. Él no era nadie para perturbar los deseos del menor por lo que permaneció unos minutos de pie sin hacer nada. Su alfa gruñía en su interior y lo llamaba inútil por no hacer nada para hacer sentir mejor a su omega.

No pudiendo soportar más su desesperación interna, Takemichi se dio prisa en bajar a la cocina y pedirle a Martha una cajita de galletas de canela. La mujer no hizo demasiadas preguntas, después de que el guardia le dijera que eran para Mikey porque el chico se sentía mal, ella no tardó en llenarle una cajita con un gran puñado de esas deliciosas galletas y, además, una jarra con leche caliente y dos vasos. Aquello fue una sorpresa pero Takemichi no iba a ser quien rechazara la oferta.

Regresó a la habitación de Mikey rápidamente con la bandeja en sus manos. Esta vez no preguntó si podía entrar, dio un par de golpecitos a la puerta y la abrió directamente sin esperar respuesta. Una bola bajo las mantas de la cama fue lo único que se encontró al entrar.

-He dicho que quiero estar solo -gruñó una vocecita ahogada por las telas que lo rodeaban. Takemichi sonrió un poco y se acercó.

-Te he dado tu tiempo pero ya va siendo hora de que te animes, estar tan enfadado tanto rato no es bueno, te saldrán arrugas -dejó la bandeja con la comida en la mesita que el omega tenía al lado de cama y se quedó de pie a un lado. Lentamente se quitó todas las mantas que tenía sobre él y su pelo despeinado quedó al descubierto.

Con el ceño fruncido Mikey miró a su alfa y soltó un suspiro rabioso al hacerlo. Inmediatamente después su expresión se relajó y empezó a jugar con los dedos de sus manos. Pasados unos segundos de silencio volvió a elevar la vista hacia él.

-¿No vas preguntarme qué ha pasado?

-Nop -sonrió -, no me interesa, solo quiero comer, ¿me acompañas? -sin esperar a que respondiera tomó la bandeja de la mesilla y la puso sobre la cama. Se quitó las botas y se sentó con las piernas cruzadas frente a Manjiro quien lo contemplaba con expresión de sorpresa. Al menos había conseguido erradicar el enojo, con eso se conformaba.

Takemichi sirvió la leche humeante en dos tazas y empezó cogiendo una galleta. Tras darle un mordisco miró a Mikey con las cejas alzadas quien aún no se había movido ni un centímetro.

-¿Piensas mirarme comer todo el rato? ¿No tienes hambre? -preguntó con la boca llena. Mikey parpadeó varias veces antes de sonreír.

-¿Por qué haces esto? -tomó una de las galletas y le dio un pequeño bocado. Le encantaban, eran sus galletas preferidas.

-¿Acaso no puedo compartir la hora de la merienda con mi persona favorita? -su despreocupación al decir esas palabras fue sorprendente. Mikey dejó de masticar y al momento observó a Takemichi con los ojos como platos. El corazón le latía muy rápido y podía sentir a su omega interior saltar de absoluta felicidad.

-¿Tu persona favorita? -preguntó en voz baja y con las mejillas coloradas. Takemichi sonrió ante ese gesto y se inclinó hacia delante. Desde esa poca distancia Manjiro podía observar con mucho más detenimiento sus preciosos ojos azules, y no supo si era por la cercanía o por la repentina y reciente revelación pero a penas podía soportar esa mirada por la vergüenza que sentía.

Paradise [Takemichi & Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora