De haber sabido que ese día no se despertaría precisamente feliz hubiera preferido no hacerlo.
Aunque no iba a mentir, encontrarse con el precioso rostro de Takemichi a su lado al despertar hubiese mejorado mucho las cosas, erradicando cualquier malestar que pudiera sentir. Pero sabía que no sería así. El alfa se había levantado de su cama antes del amanecer con evidente temor a que alguien pudiera verlos al despertar, y se había marchado de la habitación no sin antes rociar al pequeño omega con dulces y cariñosos besos. Y a pesar de que le había sentido marcharse, Takemichi se había molestado en dejarle una pequeña nota al lado de su almohada:
"Gracias por ser lo primero que he visto al despertar"
La nota solo decía eso pero fue suficiente para arrancarle una impecable sonrisa. De esas típicas que pone alguien cuando está enamorado. Tampoco pudo evitar retorcerse sobre la cama por la felicidad, azotando las piernas al aire y acallando un gritito de emoción con uno de sus numerosos cojines.
Porque era feliz, la noche anterior había sido la noche más especial de su vida. Le había entregado su virginidad a Takemichi, al alfa del que estaba enamorado, al alfa que amaba y al que había elegido él mismo, nadie más, solo él. Porque su virginidad sí que era algo que no estaba dispuesto a dejar en manos de otros. Él tenía el poder sobre su propio cuerpo y eso nada ni nadie podría arrebatárselo.
Sin embargo, la sonrisa no tardó mucho en desaparecer. Su habitación estaba cargada de feromonas de excitación y de aromas de dos personas mezclados entre sí. Era evidente lo que había ocurrido; él mismo olía a Takemichi más a que a sí mismo. Y aunque le costó tomar esa decisión tenía que deshacerse de ese rastro.
Así que abrió todas las ventanas para ventilar, roció la habitación con colonias y perfumes y pidió a Nila que le prepara tres baños calientes antes de que Kazutora llegara para despertarle.
Y mientras se limpiaba supo que debía hacer algo con un tema en concreto. De repente el enfado se afianzó alrededor de su pecho. El momento tan íntimo que compartió con Takemichi resultó ser suficiente para alterar la química de su cerebro.
Porque él tenía el derecho de hacer lo que quisiera consigo mismo, ¿no es así? Y tomó la clara decisión de confrontar a sus padres en el preciso instante en que saliera de su tercer y último baño.
Los recuerdos casi siempre iban acompañados de imágenes cargadas de colores claros. Igual de claros que ese día tan reluciente. Una tarde cualquiera del mes de agosto donde las altas temperaturas venían acompañadas de dulces escapadas al exterior, o más concretamente a uno de los jardines de recreo de palacio. De esos donde los niños adoraban pasar las horas jugando con cualquier cosa que encontraran entre los arbustos y las flores, revolcándose entre risas y molestando de vez en cuando a sus queridos padres.
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Paradise [Takemichi & Mikey]
Fiksi Penggemar❝No existe nada en este universo, ni siquiera el reino más idílico de todos, que pueda compararse a lo que siento cuando estoy contigo. Eso sí que puede ser considerado un paraíso❞ «AU Omegaverse»