Capitulo 48

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La percepción del tiempo es algo, en la mayoría de las ocasiones, meramente subjetivo. Y la razón por la que algo tan impregnado en la realidad del ser humano, algo de tanta relevancia pero insignificante al mismo tiempo, era tan vital era porque el humano había decidido hacerlo así.

Y Takemichi no se había percatado del paso del tiempo, de si habían transcurrido varias horas o tan solo unos pocos minutos. La adrenalina no le había dado tregua para ello, estaba acelerado y satisfecho al mismo tiempo, sin embargo, por otro lado le hubiese gustado hacerle sufrir muchísimo más de lo que había hecho. 

Continuó contemplando el cadáver de Haruchiyo Akashi mientras escuchaba pasos a su espalda acercarse rápidamente. Lo hacía con curiosidad esta vez, fascinado, algo totalmente extraño viniendo de un alfa tan correcto y pacífico como siempre había sido Takemichi. Supuso que esa faceta desapareció en el momento en que conoció a su omega pues ese instante le hizo cambiar por completo. 

-Está muerto -compartió Draken una vez los tres estuvieron a su lado. La expresión de su rostro era firme y tranquila al mismo tiempo, era como si el gran peso que hasta entonces había estado sobre sus hombros hubiese desaparecido por completo. 

-Hanagaki -supo que era la voz de Hajime, sin embargo, Takemichi aún no dejaba de mirar a Haruchiyo. Su respiración seguía acelerada, las pulsaciones de su corazón eran cada vez más fuertes y el dolor punzante en su pecho aún no conseguía desaparecer -. Hanagaki, mírame -sintió una sacudida en sus hombros. Hajime le agarraba de estos con sus temblorosas manos y solo en el momento en que Takemichi le miró a los ojos pudo entender lo que sucedía a su alrededor, lo que había pasado y lo que podría pasar en solo unos pocos minutos. 

El rostro del monarca estaba cubierto de sangre pero quiso creer que era ajena. Su mirada, que desde el primer día que le conoció había estado caracterizada por la impasibilidad y la carencia de emoción ahora mantenía un ceño fruncido presa de la preocupación. Takemichi parpadeó un par de veces, sintió sus piernas volver a flaquear. 

-¿Dónde está Manjiro? -era una pregunta que había estado deseando hacer desde el principio pero a la cual temía por completo la respuesta. En especial si habían encontrado a Takemichi pero no a su hijo. Se suponía que él debía encontrar a Manjiro, se suponía que debían encontrar a ambos al mismo tiempo, ese era el objetivo, ese era el plan. Y habían encontrado a Takemichi pero no a su cachorro. La desesperación se afianzó de manera agonizante alrededor de su corazón. Temía escuchar las palabras que atravesarían los labios del alfa más pequeño. 

-Él... -de repente un dolor agudo le atravesó el pecho, detuvo sus palabras y le hizo soltar un gruñido de dolor. Cerró los ojos con fuerza y sus piernas fallaron. Cayó de rodillas al suelo y tuvo que llevarse una mano al pecho. Le costaba respirar, le dolía el simple hecho de mantenerse erguido. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué tenía tantas ganas de llorar y de destruir todo a su alrededor al mismo tiempo?

-¡Hanagaki! -esta vez fue Shinichiro quien se adelantó y arrodillándose frente a él tomó al alfa de las mejillas para mantener su mirada pegada a la suya -. ¿Qué ocurre? ¿Dónde está mi hermano? -sin embargo, Takemichi no pudo hablar durante unos segundos. 

-Es esa extraña conexión que os une... -murmuró Hajime y tan solo él mismo fue capaz de escucharse. Su mirada clavada en el menor no había dejado de lado la inquietud y el desasosiego. Apretó los puños con fuerza. 

-Responde, Takemichi. La batalla ha terminado, hemos ganado -habló Shinichiro atropelladamente. Esta vez Takemichi pudo mirarle y contempló en su rostro también muchísima sangre ajena, el flequillo se pegaba a su frente por la misma y tenía varios cortes profundos adornando la palidez de su piel -. Solo necesitamos saber dónde está Manjiro.

Paradise [Takemichi & Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora