Era el quinto alfa al que asesinaba a sangre fría, no, el quinto ser humano al que le arrebataba la vida de una forma sangrienta.
Su respiración era agitada y gotitas densas de sudor caían desde sus sienes. Alzó los brazos frente a su campo de visión y ahí contempló sus manos cubiertas de sangre. Ni siquiera le había hecho falta usar la espada, sus dos manos habían sido suficientes para matar a aquellos con los que se habían cruzado. Los soldados de Bonten estaban bien entrenados pero por lo general eran buenos en la pelea, no en la estrategia, y muchos de ellos se habían visto siendo rodeados sorpresivamente por los infiltrados.
-Hanagaki, no te detengas -identificó la voz de Izana. Alzó la vista y esta estaba un poco borrosa, le dolía la cabeza y sus instintos eran cada vez más salvajes. Miró entonces los tres cadáveres al lado de sus pies, en medio del ancho pasillo oscuro, y no se sintió satisfecho con ellos. Tenía un anhelo mucho más intenso que ese.
-Por aquí -Senju iba en cabeza, ella y el resto tenían las espadas ensangrentadas en sus manos aunque casi todo el trabajo lo había hecho él. Takemichi gruñó por lo bajo pero antes de que nadie más pudiese decir nada, o incluso caminar, Izana se posicionó delante de él.
-Oye, te pasa algo -no fue una pregunta. Tomó al menor de la nuca y le miró con preocupación. Solo tuvo que percatarse de las pupilas dilatadas del alfa para darse cuenta que sí, entre su violenta aptitud y su condición física algo estaba pasando con él -. ¿Qué te pasa, Takemichi? ¿Sabes? Me gusta que estés actuando así, es bastante útil dadas las circunstancias, pero necesito también que seas consciente de tus actos y tus reacciones. Concéntrate.
-No, es que... -apretó los ojos cerrados y soltó un pesado suspiro por la nariz. Hubo un temblor que azotó todo su cuerpo al sentir una nueva oleada de calor. Ese calor vino acompañado de un aroma que cruzaba todo el pasillo. Un aroma dulce y peligrosamente delicioso. Mierda... Todos sus sentidos se pusieron alerta al comprenderlo. No había querido admitirlo hasta ese momento pero ahora no había duda. Estaba sintiendo exactamente lo mismo que la primera vez. Entonces sintió miedo, preocupación e ira a partes iguales. Una necesidad de encontrar a su omega tan intensa que quemaba por dentro -. Malas noticias -murmuró y a Izana le costó entenderlo al principio.
-¿Malas noticias? ¿Qué quieres decir?
-Es Manjiro... Tenemos que encontrarlo cuanto antes...
-Ese era el objetivo desde un principio, mocoso -se quejó Takeomi a unos metros de distancia. Esta vez fue Senju la que se acercó al alfa menor con expresión de preocupación.
-¿Qué es lo que sabes, Hanagaki? -preguntó y ahora Izana se estaba empezando a poner más nervioso. Takemichi miró a la chica con rabia, aunque esta no iba dirigida precisamente a ellos.
-Está en celo -dijo de pronto y hubo un silencio atroz de unos segundos -. Puedo sentirlo perfectamente -apretó los puños con fuerza, tanto que la sangre que los manchaba chorreó de estos hasta el suelo. Izana sintió cómo el color le abandonaba todo el rostro.
-¿Qué?
Takemichi observó al fondo del pasillo, percatándose del hilo de aroma que le atraía inevitablemente.
-También sé cómo llegar a él -dijo y sin más se puso a caminar a toda velocidad.
Nadie pudo decir nada más, a penas les había dado tiempo a reaccionar, y justo después de que Senju e Izana compartieran una rápida mirada echaron a correr detrás de él junto a Takeomi y al resto de soldados que los acompañaban.
En ese trayecto no tuvieron la mala suerte de encontrarse con más soldados de Bonten. Era como si la infinita mayoría estuviese luchando en la violenta batalla a las puertas de la ciudad. Takemichi caminaba sintiéndose cada vez más acelerado, las pulsaciones de su corazón iban en aumento y el calor abordaba todo su cuerpo como una manta térmica que quemaba. Y lo que le atraía terminó guiándolos hasta una puerta doble detalladamente decorada con relieves. Izana tragó saliva y su ceño se frunció al mismo tiempo que apretaba el mango de su espada con más fuerza.
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Paradise [Takemichi & Mikey]
Fanfiction❝No existe nada en este universo, ni siquiera el reino más idílico de todos, que pueda compararse a lo que siento cuando estoy contigo. Eso sí que puede ser considerado un paraíso❞ «AU Omegaverse»