Las nubes grises cubrían por completo el cielo de esa media tarde a través de las ventanas. Las temperaturas habían descendido notablemente y a pesar de ser verano no era un día especialmente caluroso. El ambiente estaba apagado, triste y ligeramente fresco, la brisa más o menos fuerte que se colaba desde el exterior mecía las cortinas y revolvía parte de los mechones oscuros de su pelo. No sabía si el tiempo de ese día acompañaba su pésimo estado de ánimo y la situación que había tenido que enfrentar esa misma mañana, pero lo cierto es que las casualidades a veces son una sorpresa, y esa casualidad era demasiado evidente.
Hajime suspiró acomodándose en la amplia silla del escritorio de su despacho, intentando hallar una postura que no favoreciese el dolor intenso en su espalda. Recargó los codos sobre la mesa y contempló a través de sus párpados medio cerrados por el cansancio la pila de papeles que había sobre la superficie de madera. Mirarlos no solucionaría los quehaceres del reino, ni firmaría por él todos y cada uno de ellos, pero no tenía ganas de leerlos. Había tenido que despedirse de su hijo pequeño esa misma mañana. No sabía hasta cuando, no tenía ni idea de cuándo volvería a verle.
Y el dolor acoplado en su pecho era insoportable. La ansiedad no le había permitido respirar correctamente durante las últimas horas. Estaba inquieto y a pesar de las pocas horas de sueño que acumulaba sabía que le resultaría imposible dormir plácidamente hasta que Manjiro estuviese de vuelta.
El silencio en el despacho solo era roto por el movimiento de la tela de las cortinas al ingresar el aire en la habitación. Ame Matsuno, que lo había acompañado casi desde que tuvo que dejar a Manjiro en el puerto, miró un segundo a través de la ventana para ver a lo lejos y sobre el mar que se perdía en el horizonte una nube negra que se acercaba lentamente desde la distancia.
-Puedo hacerme cargo de todo eso si no se encuentra en condiciones de hacerlo usted -sugirió volviendo a mirar a su rey. Hajime se incorporó un poco cuando se dio cuenta que no estaba solo, escapando durante un momento de sus pesados pensamientos. Miró los papeles sobre el escritorio y posteriormente a la alfa. Negó lentamente y tras carraspear forzosamente contestó.
-No, no es necesario -de nuevo volvió a mirar los papeles. El primero y el que estaba sobre todos los demás decía algo sobre la exportación a otros reinos de la uva que producían en Tenjiku. Suspiró pesadamente -. Puedo hacerlo yo... -su tono de voz fue apagado y ronco. Ame contempló a su rey tomar la pluma temblorosamente. Su mano no parecía poder controlar el movimiento de sus dedos y su expresión se tornó en una de compasión al percatarse de ello.
Pensó en lo que sentiría ella si estuviese en el lugar de Hajime. Perder a Chifuyu de esa forma, siendo ella misma quien hubiese tomado esa decisión tan arriesgada, la carcomería por dentro durante el resto de sus días.
Se acercó unos pasos al escritorio pero ni así consiguió llamar la atención del hombre.
-Hajime, le conozco demasiado como para darme cuenta de que no puede hacer esto ahora mismo. Deje que yo me ocupe -al mirar a la mujer tuvo que apreciar en sus ojos la preocupación. No le gustó. Intentó adquirir cierta firmeza en la suya pero no fue más que un débil intento.
-Es mi trabajo como rey -dijo sin más y no añadió otra cosa porque no tenía las fuerzas para hacerlo. Ame asintió aunque no tan convencida y volvió a alejarse los pasos que le habían acercado a la mesa.
Unos segundos más tarde en los que pensó lo que decir y cómo decirlo para persuadirle permitieron a Hajime sentir la cercanía de alguien a cada paso que esa persona daba. Su ansiedad aumentó al mismo tiempo que lo hacía el intenso dolor de su cabeza. Si ponía mucha atención incluso podía escuchar los pasos rebotar contra el suelo a medida que se acercaba. Unos pasos rápidos y cortos, casi como si corriese, y tan desesperados que esa desesperación la sintió en carne propia.
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Paradise [Takemichi & Mikey]
Fiksi Penggemar❝No existe nada en este universo, ni siquiera el reino más idílico de todos, que pueda compararse a lo que siento cuando estoy contigo. Eso sí que puede ser considerado un paraíso❞ «AU Omegaverse»