CAPÍTULO 37

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Miraba el tablero de los vuelos dándose cuenta que faltaba menos de dos horas para tomar su vuelo.

- Naruto ¿quieres un café antes de irnos?

Miró a su lado percatándose que Ino esperaba su respuesta. Había perdido la noción del tiempo pensando en nada y todo a la vez. Era una sensación familiar, una en la que reconocía estar siempre en su adolescencia.

- Si...está bien.

Ella asintió antes de ir a comprar y el la observo desde lejos. El ultimo recuerdo que tenia de Ino antes de que se despertara meses atrás, era donde sonreía y se sentía tan lejano y algo borroso en su memoria. Se sentía bien de verla feliz. Pero, aun así, no podía sentirse totalmente satisfecho. Algo faltaba, lo sentía en cada segundo que ese reloj indicaba que faltaba menos para su partida.

Después de escuchar la historia de Hidan, su mayordomo solo le había deseado suerte en su viaje y esperando que se arrepintiera antes de cometer esa locura.

Pero él no podía hacerlo, y las palabras de Hidan le ayudaron a darse cuenta que era lo mejor.

Mientes.

Apretó los dientes con furia antes de suspirar para calmarse. Sintió un fuerte deja vu. Era tal y como toda su vida había sido. Siempre intentando actuar sereno y tranquilo para no perturbar a nadie, sobre todo a Ino, sabía que jamás podría lidiar con esa parte de él como lo había hecho Hinata.

Hinata.

Pensó en ella y en su sonrisa antes de solo intentara apartar esos pensamientos. Se había dicho que cada vez que eso pasara el solo pensaría en otra cosa, debía irla sacando de su mente con mas frecuencia para olvidarla.

No puedes.

Basta

Se dijo así mismo. Sabía que lo haría, ya había lidiado con el tantas veces que hacerlo de nuevo no era nada nuevo, solo era cuestión de acostumbrarse otra vez.

De acallar aquella voz, de controlar sus impulsos, se suprimir sus sentimientos, de sonreír cada vez que se sentía fuera de control y distraerse de otra cosa. Iba a entrar a estudiar de nuevo su carrera. Después iría por sus sueños. Así debía ser.

De repente un movimiento le llamo su atención. Había una niña pequeña unos metros frente a él. tenia el cabello corto y negro. Parecía hacer lo mismo que el, observar el tablero de los vuelos, solo que ella sostenía un peluche al cual se aferraba. De repente un hombre se acercó y se agacho para hablarle, ya que parecía que la tranquilizaba.

La niña asintió y solo abrazo al hombre y este la cargo con cariño y la niña se miraba más tranquila.

Debe ser su papá.

Pensó de inmediato en Hidan. Toco su pecho con dolor. El solo volver a pensar lo que vivió, hacia que sintiera tristeza y furia por igual. Incluso aunque no deseaba ahondar en sus sentimientos, anhelaba tanto recordar aquellos momentos en que hicieron pagar a aquellos monstruos.

Pero en un segundo se sintió mal e hipócrita. Como podía catalogarlos como monstruos si él era uno también.

Pero jamás haríamos lo que ellos hicieron.

Esta vez solo sintió el eco de aquella voz y no lo acallo. Porque...era verdad. Jamás en toda su vida sintió el impulso de dañar a un ser tan puro como un niño, algún animal, incluso a los adultos mayores.

Eran otros impulsos, eran otros pensamientos los que tenía, pero no eso.

De repente solo tuvo un vislumbre de una niña de cabello azabache agachada mientras solo susurraba gracias, antes de pasar a otro de una pequeña de cabello morada y que le decía lo mismo.

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