¹⁴ Genio.

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—...¿Tú quién eres?

Un ambiente intenso se había formado entre los dos colocadores, quiénes no paraban de mirarse fijamente con signos de superioridad.

—Chicos... —musitó Hinata desesperado. Dioses, esto se siente peor que en el baño. Víctor era peor que Kageyama y ahora Kageyama es peor que él mismo. Pensó mientras su cuerpo entero tiritaba de los nervios.

—¡Hey, Kageyama! —El grito escandaloso de Tanaka los sacó a ambos de su batalla de miradas, girándose para escuchar al pelado. —¡Llegas justo a tiempo, nos falta colocador!

Víctor soltó una ligera risa con molestia. —Ya veo... Eres el increíble colocador del que estaba hablando este pequeño.

Shoyo miró a Kageyama con algo de vergüenza, terminándose la barrita y levantándose para huir de ahí, mas la mano fuerte de Kageyama lo detuvo, ignorando por completo las palabras de Víctor.

¿Cómo que pequeño? Sí es pequeño, pero... ¡Sólo yo puedo burlarme de su estatura, imbécil!

Pensó con molestia, sosteniendo el delgado pero fuerte brazo del pelirrojo y acercándose.

—Es muy molesto, haremos lo de siempre y le cerraremos la boca.

Shoyo apenas pudo asentir. Su lado competitivo entró en escena, teniendo en mente la maldita frase que había pronunciado aquel joven:

"Estaba a punto de colocar para Hinata, ¿tú quién eres?"

Tobio inhaló profundamente, asustando a Hinata por el nivel de concentración que había comenzado a obtener. Se quitó los guantes, dejándolos junto a su chaqueta y sus pertenencias.

Giró un poco sobre el hombro, dirigiéndose a Víctor y soltando casi que una sentencia:

—Observa bien. Tus colocaciones jamás podrán compararse a las mías.

Sólo yo puedo hacerlo.



'°'



El segundo y pequeño set comenzó luego de que el ojiazul calentara muy bien. Se hidrató un poco y entró al juego.

Ahora estaban iguales: dos líberos, dos rematadores que a su vez bloqueaban y un colocador.

Después de esa conversación, parecía que todos estaban siendo absorbidos por el aura siniestra de los colocadores.

—Kageyama, ¡haz un buen servicio!

Sus manos sostenían la pelota con fuerza. Hoy me siento bien. El balón encaja perfectamente en mis manos...

Lanzó el balón hacia arriba, saltando y teniéndolo en su mirada por unos segundos mientras caía en el punto de impacto y remató, logrando un punto completamente directo.

Los del equipo contrario se quedaron absortos por un momento, mientras los cuervos celebraban.

¿Qué clase de intensidad y perfección es esa? Pensó Víctor fascinado.

El juego continuó haciendo que Kageyama hiciera otro servicio de nuevo.

Volvió a rematar, pero Kazuki reaccionó y lo pudo tocar. Kageyama se preparó para colocar, mirando por un segundo donde estaba Hinata y los demás.

—¡Lo siento, se quedó corto! —vociferó Tanaka después de lanzarlo hacia el colocador. Tobio saltó para atrapar el balón entre sus manos. Este ángulo, esta posición... Muy bien.

Los del equipo contrario se sorprendieron al ver a Hinata.

Está volando... Pensaron asombrados.

Ni siquiera pudieron darse cuenta cuando el balón fue lanzado hacia el pelirrojo y rematado con fuerza.

Víctor se quedó estático. Kazuki vio cómo el balón rebotaba detrás de él y respiró agitado.

¿Qué mierda fue eso?

—¡Eso es! —Celebraron los cuervos saltando, acercándose a Kageyama y alabando su perfecta colocación.

Víctor lo miró fijamente con una media sonrisa. ¿Qué carajos pasó? Ni siquiera vi cuando se lo pasaste al pequeño...

Kageyama se dejó hacer, sintiéndose venerado. Se volteó en dirección al colocador, mirándolo seriamente y con superioridad.

—Veamos si puedes imitarlo.

Fue como una declaración de guerra. Y así continuaron, anotando de ambas partes, pues aunque Víctor no sabía cómo hacer los increíbles pases de Kageyama, tenía sus métodos, anotando algunos puntos que eran admirados por el pequeño pelirrojo.

—¡Waaa, es tan genial! ¡Fue como woosh!

Kageyama frunció el ceño, mostrándose evidentemente fastidiado. —¡Mírame a mí, idiota. Yo también soy genial!

Shoyo río sonoramente, provocando que Tobio sintiera un leve calor en sus mejillas y fuera consciente de la estupidez que había soltado. ¡¿En dónde me puedo esconder?!

—¡Por supuesto que sé lo genial que eres, Bakayama! —Contestó el pelirrojo, haciendo una seña con su pulgar. —Después de todo, tú y yo... —El ojiazul se quedó sin aliento ante esa mirada determinada de Hinata. —Somos invencibles.

Víctor sonrió. ¿Qué clase de palabras narcisistas son esas? Sin embargo, estaba impresionado de cómo ese dúo raro anotaba puntos. Nunca había practicado una locura como esas con sus rematadores, pero entonces así fue como entendió lo que el azabache le había dicho antes del partido al pelirrojo:

"Asegúrate de volar alto, yo te haré llegar el balón".

Y pensaba en eso constantemente mientras seguía jugando. Es algo que han pulido con el tiempo... Juntos. Pensó el colocador platinado observando la red y los movimientos perfectamente sincronizados de ellos dos. Sin embargo, ya había tenido tiempo para detallar la expresión completamente concentrada del ojiazul, como miraba fijamente el balón y lo lanzaba con una precisión infernal.

No...

Se acercó con rapidez para detener el próximo ataque, siendo consciente de que Hinata había saltado y el balón estaba cayendo hacia Kageyama.

Están comenzando a leerlo. Pensó el azabache mientras observaba cómo se aproximaba el balón a sus manos.

En un movimiento ágil, lanzó el balón por encima de la red, anotando otro punto más.

...Es un genio.


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Kageyama's problem. 'kagehina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora