Se quedó congelado en cuánto Kageyama soltó un ligero gruñido, seguido de un suspiro que, extrañamente, le hizo sentir cosquillas.
-Mierda...
Está bien, la situación estaba siendo demasiado incómoda. Pero teniendo claro que Kageyama podía morirse...
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"[...] Podía doler menos una cachetada, un golpe, una derrota. Todo eso podía doler menos que Tobio diciendo aquellas palabras..."
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"Entonces... Sé mi novio, idiota".
—¿Qué?
Hinata se quedó boquiabierto ante tales palabras. ¿Había salido de la boca de ese gruñón rompebalones? ¿Acaso estaba delirando? ¿Todo era una horrible pesadilla?
Los brazos que estaban a sus costados se retiraron de forma violenta, mientras el colocador lo miraba con su cara de pocos amigos y chasqueaba la lengua, evidentemente fastidiado.
—Que seas mi nov-
—¡Sí te escuché, Bakayama! —Pronunció alterado. —¿Sabes siquiera lo que has... dicho?
Pero los días eran contados. Las vacaciones se estaban acabando... Hinata aún apretaba los labios pensando en que pasaría si se atrevía a decir una palabra.
—Hinata...
Ya se sentía lo suficientemente confundido como para que Kageyama le hiciera esa propuesta. Es decir, ¡estaba pensando en eso hace unos minutos y luego ocurre por arte de magia! ¿Un director desquiciado lo ponía a prueba?
Un no por respuesta podría significar el fin de ese pecado tan glorioso, o tal vez, podría ser un motivo de mayor atracción. Estaba tan confundido, no sabía que responder ante la propuesta atrevida de ese colocador.
Pero no quiso pensarlo más. Lo único que pudo hacer fue rendirse, después de todo, Kageyama nunca lo tomaría enserio.
—No... —susurró ido. Los latidos rápidos de su corazón no correspondían del todo con su expresión aturdida. No entendía porqué su cuerpo mandaba esas señales tan patéticas que lo hacían sentirse como la primera vez que tocó un balón de vóleibol. —Mi respuesta es no. L-Lo siento... Tú... Eres un gran amigo, Kageyama. No puedo hacerlo.
Hizo el mayor esfuerzo para rechazarlo. Pero no lo entendió. No entendió la expresión en los ojos del colocador. Su catadura sólo se basaba en seriedad pura, pero... ¿por qué sus ojos parecían una torre a punto de caer?
