Se quedó congelado en cuánto Kageyama soltó un ligero gruñido, seguido de un suspiro que, extrañamente, le hizo sentir cosquillas.
-Mierda...
Está bien, la situación estaba siendo demasiado incómoda. Pero teniendo claro que Kageyama podía morirse...
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[Ciudades en llamas y cielos ardientes. Quince bengalas en esos ojos oceánicos].
—ocean eyes; billie eilish.
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Hinata salió del callejón, sintiendo su corazón en la garganta. Vio que Kageyama se había alejado, hablando con Tanaka y Nishinoya unos metros más allá.
No podía hablar. Estaba pensando todavía en lo que había pasado. Realmente no creía que pudiera seguir tomándolo de la mano.
Curioso, dirigió su vista hacia la muñeca del pelinegro, la cual tenía esa linda pulsera azul. Mierda. ¿Por qué incluso eso se le veía tan jodidamente bien?
—¿Te diviertes?
Un escalofrío se apoderó de su cuerpo. Mierda, mierda.
Sus pies parecieron quedarse pegados al suelo. Su cuerpo tembló y no se sintió capaz de girar hasta cinco segundos después, cuando toda la crisis estaba consumiendo su cuerpo y la ansiedad dominaba por completo su estómago. Esa voz...
Consternado giró hacia el susodicho, efectivamente siendo estudiado por esos ojos esmeralda.
—¿Qué hacen aquí?
Víctor se carcajeó, haciendo que Hinata comenzara a temblar otra vez.
—¡Yo también me alegro de verte cuervito! —Le dirigió una cálida mirada y una sonrisa algo aterradora. —Te recuerdo que también estamos de vacaciones, nos vamos en una semana.
Dios mío.
—Qué bien. —musitó, incapaz de formular algo más coherente.
—Aún no respondes mi pregunta. —habló el platinado sonriente. —¿Te diviertes con él?
