²⁰ Respuestas.

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Las hojas verdes oscuras se movían al compás del viento, el olor a humedad ingresaba en sus fosas nasales y ambos sintieron el frío del invierno contra sus cuerpos. Bueno, quizá también otro tipo de frío. Ese que había quedado en medio de sus confesiones.

Shoyo siguió comiendo otro chocolate mientras era consciente de que Kageyama lo miraba expectante. Se sintió bien con eso.

Lo que no sabía, era que al menor le estaban picando las manos y que su mirada frívola y calculadora en realidad se estaba desvaneciendo con el pasar de los segundos, provocando que la calma que lo acompañaba minutos atrás se esfumara en un instante.

—¿Por qué me miras tanto? —susurró Shoyo luego del incómodo silencio.

Los dos se quedaron mudos.

—Hinata. —Pronunció el azabache muy serio. El pelirrojo se giró con un pedazo de chocolate en su mano y algunos restos del mismo alrededor de sus comisuras. —¿Puedo besarte?

El mayor sintió un leve escalofrío recorrer su espina dorsal, mirándolo con los ojos demasiado abiertos mientras tragaba. —¿Q-Qué...? 

Las manos de Kageyama se apoyaron sobre el suelo, inclinando su cuerpo y acercándose en un impulso desesperado al sorprendido rematador.  —Te pregunté... —sus respiraciones se mezclaron, estando a centímetros del rostro contrario. —si puedo besarte... 

Hinata se quedó en shock. Sintió todo su cuerpo fallar mientras su respiración se aceleraba con el pasar de los segundos. Sin embargo, parecía como si el tiempo se hubiese detenido. Sus ojos sólo observaban los ojiazules del azabache, quién permanecía estático muy cerca de sus labios.

—K-Kageyama... —Pudo pronunciar por fin, inspeccionando sus labios y la piel pálida de su rostro, que ahora estaba levemente sonrojado. 

Tobio no se resistió, cortando la distancia súbitamente y chocando sus labios con los de Shoyo, sintiendo primero una corriente eléctrica por todo su cuerpo, erizando su piel, y luego un apretón fuerte en su pecho, que ardía fugazmente por los latidos rápidos de su corazón.  

Un jadeo sorprendido salió de la boca de Hinata, quién cerró los ojos con prisa, sintiendo los labios y el desliz de la mano fuerte del pelinegro en su mejilla, estremeciéndose. Kageyama se aferró con fuerza a su cuello, sintiendo la mano tímida del mayor agarrando su chaqueta negra con determinación.

Sus labios... De nuevo saben a chocolate.

Sus respiraciones se estaban mezclando, trayendo consigo sonidos breves e inconclusos de suspiros deseosos. Les faltaba el aire, pero sus cuerpos parecían acercarse más entre sí, ambos apretando los ojos y queriendo que ese momento nunca terminara.

Kageyama... ¿Qué significa esto? ¿Necesitas ayuda de nuevo...? En serio no quiero...

Ah...

Sus labios se separaron mediante un pequeño hilo de saliva que se cortó al instante. Abrieron los ojos, contemplando cada minúsculo detalle en el rostro contrario.

Kageyama, por su parte, observó en shock las mejillas sonrojadas del mayor, sus pupilas dilatadas y brillantes, su nariz roja por el frío, los leves cabellos naranjas sobresaliendo de su gorro verde y sus labios rosados un poco hinchados a causa del beso reciente.

Hinata, en cambio, admiró esos orbes azules y su atractiva mirada, detallando también el leve sonrojo en las mejillas del azabache y sus delgados labios entreabiertos.

Tobio parpadeó, sintiéndose apenado y se alejó, haciendo que Shoyo se llevara instintivamente una mano a la boca y se pusiera rojo hasta las orejas.

—Lo siento... —Musitó el menor mirando hacia el lado contrario, sintiendo su corazón explotar con la imagen mental que tenía de Hinata luego de un beso. Ese beso. Se llevó una mano a los labios, acariciando suavemente con sus guantes negros y sintiendo una presión en su pecho.

Joder, eran tan suaves...

—No lo haré de nuevo. —Empezó a decir el ojiazul. —S-Sólo que... Se siente bien.

Una ráfaga de viento los impactó, mientras Hinata mordía su labio inferior muy avergonzado.

—Para mí... —El pelirrojo no sabía cómo explicar eso que estaba sintiendo de repente. Se sentía perdido, sentía que tal vez así no debían ser las cosas. Pero al mismo tiempo, sentía unas ansias en su corazón que no cesaban, una intranquilidad de querer explorar lo desconocido. Ir más allá. —También se sintió... m-muy bien.

El silencio reinó y los dos jugadores fueron conscientes de esos sentimientos que comenzaban a tomar forma con ese último acto. Sólo que, en vez de expresarlo correctamente, ambos se lo guardaban porque tenían miedo de perder al contrario.

Y siguieron comiendo chocolates, admirando el bosque de pinos y su tranquilidad. En eso, Kageyama apoyó su mano en el piso, palpando unas cajitas de su leche favorita, las cuales evidentemente no recordaba.

Le extendió una al pelirrojo, quién sin mirarlo a los ojos la aceptó con un tímido gracias.

Así dieron por sentado algunas cosas, como otras quedaron al aire. Pero lo más importante, obtuvieron algunas respuestas.

De manera muy propia, pero eran 'algunas' respuestas. ¿No?

Luego de tanto, las cosas se pondrán un poco interesantes por aquí

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Luego de tanto, las cosas se pondrán un poco interesantes por aquí... Haha. Nos leemos pronto. ૮(.◜◡◝ )ა
KVST.

Kageyama's problem. 'kagehina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora