¿Cuidarlo más? Por supuesto que hubiera querido hacerlo. Lo haría si sólo se callara por una vez y... si él también le dijera aquellas palabras.
—¿Cómo limpiaremos esto? —Fue lo único que se atrevió a susurrar. Tobio lo miró. Le parecía irreal sentirse así: con el corazón a punto de salir de su pecho, los labios ardiendo, un placer indescriptible subiendo por su cuerpo.Miró a Hinata. Se estaba mordiendo el labio lentamente, como dudando de algo. Pensó, desviando la mirada y parpadeando.
—Creo que tengo algunos paños húmedos. Quítate.
Está bien, eso no había sido lindo. Prácticamente tiró al mayor de golpe para poder levantarse. Hinata se quejó, mirándolo de mala gana y cubriendo de manera automática su cuerpo. No quería pensar más de lo necesario. Fue el momento, debía aceptarlo.
El pelinegro tragó duro. Si vuelvo a mirarte... creo que no aguantaré. En cambio, procedió a subir sus pantalones, pensándolo un poco mejor.
—Creo que será mejor un baño...
Sin embargo, cuando miró hacia atrás, Hinata estaba entrecerrando sus ojos y apoyando su cabeza en las rodillas.
—Oye, idiota... —lo llamó, haciendo que el rematador se sobresaltara.
—Kageyama, los paños y déjame dormir.
Kageyama lo observó. ¿Por qué ya no decía Tobio? Se debatió entre sus ojos cerrados y su cuerpo. Lo escaneó de pies a cabeza, sonrojándose repentinamente y cubriendo su boca.
Es muy lindo. Mierda, no. Voy a explotar.
Pero en vez de decir algo de lo que pensaba, le tiró un paño en la cara, haciendo que Shoyo se despertara de golpe al sentir el húmedo contra su piel.
—No te duermas en mi cama, tonto.
Agh. Ahí estaba. Esa expresión arrogante y su ceño fruncido. Kageyama... Te ves más lindo mientras gimes como una persona normal.
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Kageyama's problem. 'kagehina.
Fiksi PenggemarSe quedó congelado en cuánto Kageyama soltó un ligero gruñido, seguido de un suspiro que, extrañamente, le hizo sentir cosquillas. -Mierda... Está bien, la situación estaba siendo demasiado incómoda. Pero teniendo claro que Kageyama podía morirse...