¹⁵ Juego.

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Kazuki se lanzó por el balón, pero su reacción había sido lenta, por lo cual los cuervos anotaron de nuevo. Una finta justo ahora... Pensó molesto.

Kageyama estaba siendo consciente del enojo del platinado. Observa... Sólo yo puedo hacerlo volar, sólo yo puedo hacer que se sienta él mismo. Hinata no es cualquier rematador... Hinata es... ¡La carnada definitiva!

Se sentía ardiendo. Sin duda, su equipo era meramente mayor a los contrarios, teniendo un líbero guardián que les cubría con seguridad, los remates intensos de Tanaka y el ataque divino.

Bueno, faltaría Tsukishima para bloquear, Daichi para defender aún más...

Observó el balón fijamente, dándose cuenta de que caería pronto.

Aunque, yo también puedo...

—«¡Lo tengo!»

Gritaron al mismo tiempo, quedándose en shock por un momento mientras sentía el cuerpo de Hinata chocar con el suyo y caer al suelo junto con el balón.

Cerró los ojos con fuerza, sintiendo el impacto en su cuerpo y apoyándose en el suelo. Sin embargo, se dio cuenta de que algo se movía debajo de él, y observó lentamente el cuerpo de Hinata en el suelo, con su camiseta levantada y los cabellos desordenados.

Maldita sea... Maldita sea...

Sus pensamientos se dispararon. La temperatura subió en su cuerpo, sintiendo los latidos rápidos de su corazón en su pecho al notar la cercanía que tenían, observando los ojos castaños y sorprendidos de Hinata y aquel rubor que también se había presentado en sus mejillas; recordando todo lo ocurrido esa mañana.

Su proximidad era tanta, que Kageyama en serio pensó que podía darle otro beso.

Ambos estaban con las respiraciones cortadas, sintiendo la tensión entre sus cuerpos y siendo conscientes de la posición comprometedora en la que estaban.

—Hinata...

Sus ojos seguían mirándose, ninguno quería cortar ese tipo de contacto. Kageyama sintió sed, sintió que debía besar esos labios y morderlos hasta cansarse, hasta que se quemara tan fuerte. Quiso sentir las manos de Hinata por todo su cuerpo, como las manos de su sueño.

Sin embargo, estaba siendo indecente. Demonios... Hinata idiota, ¿por qué te ves tan genial?

Su corazón continuó punzando en su pecho, con una velocidad increíble y feroz.

—¿Están bien? —La rasposa voz de Tanaka se escuchó, haciendo que ambos salieran de su ensoñación y pensamientos, separándose con rapidez y mirando únicamente al suelo.

Hinata se cubrió los labios con una mano, avergonzado.

Él iba a besarme. Hubiéramos podido besarnos. ¡Casi nos besamos! Estaba tan cerca... Mierda, mierda...

Un sonrojo permaneció en sus mejillas, haciendo que sus senpais lo miraran extrañados.

Kageyama se levantó, extendiendo una mano hacia el pelirrojo.

—Lo siento. —Musitó serio, mostrando sus ojos azules profundamente oscuros y misteriosos.

Hinata aceptó la mano que le estaba extendiendo y suspiró. —Yo lo siento también, sólo estaba mirando el balón y...

—Idiota. —susurró el pelinegro girándose. Hinata agrandó sus ojos con evidente sorpresa. —Fue culpa de ambos, pero mi cuerpo es más pesado, ¿realmente estás bien?

Tanaka y Nishinoya se quedaron asombrados y estáticos en su lugar al notar la actitud amable o al menos preocupada del número nueve, apartándose con lentitud.

Kageyama's problem. 'kagehina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora