"Fue sólo un juego..."
"Son cosas normales de la vida, ya sabes..."
Quiso no haber dicho todo eso. ¿Pero cómo más iba a esconderlo? ¿Cómo más iba a ocultar lo que realmente había sentido? No tenía caso volver en el pasado, pero incluso así, no podía dejar de pensar en que, por más que lo intentara, no podía sacar de su mente aquel momento. Fue mágico. Fue incluso mejor de lo que esperaba.
En algún punto de su vida, se imaginó dando su primer beso con alguna chica tímida o linda de su preparatoria, pero todas esas fantasías se habían esfumado con lo que había pasado. Entonces, ¿por qué no se encontraba molesto? ¿Por qué no quería tirar a Kageyama por la ventana?
No lo entendía.
—E-Estoy confundido. —Su respiración parecía haberse extinto en medio de la cabina carmesí. Sus ojos se cerraban con fuerza, conteniendo el resto de lágrimas que amenazaban con inundar su rostro. —Él y yo... —No sabía cómo decirlo. No estaba seguro que querer hacerlo, puesto que no tenía claros sus sentimientos respecto a ello. —No lo sé, me siento un poco distanciado de él, temo perderlo...
Temo perderlo por ello. Temo porque cuando veo sus ojos azules, tan vacíos y solitarios, me doy cuenta de que me duele. Me duele verlo así, tan azul y gris.
—Shoyo... —susurró su madre en voz calmada. —Está bien sentir miedo. —Hinata abrió sus ojos. —No saber lo que te depara en serio apesta y es un poco doloroso. No sé qué fue lo que pasó para que sintieras eso, pero todo se puede solucionar, hijo. Con el dialogo, aprende a comunicar tus ideas y expresar tus emociones al respecto. Así encontrarán la manera más efectiva de permanecer junto al otro.
El pelirrojo sintió una gota de sudor bajar por su cuello y tragó duro.
—Además, cariño, aunque Tobio-kun siempre demuestre ser frío y casi de piedra, estoy segura de que detrás se esconde todo un mundo lleno de color. Cuando ves la noche, piensas que es oscura por ser negra, ¿Verdad? Eso asusta y piensas que algo horrible saldrá para devorarte. Pero, si la observas en calma, sabrás que la noche es pura, y, aunque oscura, brillante. De noche también pasan cosas mágicas, como cuando ves las luciérnagas o puedes mirar la luna. Creo que así es Tobio-kun, tiene mucho más por dentro de lo que puedes ver. Asegúrate de descubrirlo antes de que sea demasiado tarde, hijo.
Se quedó estático. En su mente, aún procesaba los momentos en los que Kageyama parecía muy frívolo y distante, pero también en los que le ofrecía ayuda, lo acompañaba a casa, le sonreía (un poco aterrador, pero lo hacía) o cuando le decía que podía volar aún más alto. Kageyama era difícil de descifrar, pero él lo lograría.
Lograría romper esos muros que el menor se había encargado de construir a su alrededor.
—Gracias, mamá... Te amo mucho. —Musitó sonriendo, dejando que las últimas lágrimas recorrieran su rostro. —Creo que todo estará bien para nosotros...
Kageyama... Espérame. Aún tengo mucho que decirte.
'°'
En la hora del almuerzo, habían cruzado miradas accidentalmente. O bueno, quizás no. Quizás Hinata lo observaba fijamente, haciendo que su cuerpo, extrañamente, se sintiera nervioso.
Nunca me pongo nervioso, Hinata boke. ¡Hinata boke!
Una vez devorado todo, Hinata ayudó a Asahi a lavar los platos y los demás, por el ambiente frío, decidieron descansar, ya que no podrían jugar vóleibol ni salir a caminar.
Kageyama, al contrario, decidió cepillarse los dientes como de costumbre y observar el bosque de pinos por medio del ventanal.
Ese bosque... Sigue ahí. Llamándome.
Sus sueños anteriores se repitieron como flashes en su cabeza, estremeciéndose un poco al recordarlo todo.
Joder.
Decidió ponerse sus guantes negros, su conjunto deportivo y salió de la cabaña sin que los mayores lo notaran. Debía relajarse cuánto antes, debía pensar en cómo le diría todo al de cabellos naranjas.
No esperes mucho de mí... No soy bueno para expresarme, Hinata boke.
Shoyo, por su parte, terminó de lavar y se encargó de cepillarse también cómo siempre lo hacía después de cada comida.
Sintió su estómago revolverse un poco, pero en parte era de la emoción y en parte, de los nervios.
—Ya verás, Kageyama tonto. Romperé con esto.
Corrió a la habitación, en dónde sorprendentemente no estaba el azabache.
—¡Kageyama! ¿Dónde habrá ido? —Shoyo comenzó a sentir desespero, apretando sus ojos y comenzando a sentirse de lado. No me evites, idiota, no me evites... Todos menos tú.
—El Rey decidió morirse de hipotermia. Está por el bosque. —Susurró indiferente Tsukishima, pasando de largo.
—¡Gracias!
Decidió coger la cajita de chocolates que había comprado en el pueblo, escondiéndola en su chaqueta y corriendo hacia el exterior.
Rodeó la cabaña, parándose en seco al observar la silueta de Kageyama sentado en el frío y oscuro pasto, mirando hacia el bosque.
Sus miradas chocaron.
—Kageyama...
—Hinata...
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Kageyama's problem. 'kagehina.
FanfictionSe quedó congelado en cuánto Kageyama soltó un ligero gruñido, seguido de un suspiro que, extrañamente, le hizo sentir cosquillas. -Mierda... Está bien, la situación estaba siendo demasiado incómoda. Pero teniendo claro que Kageyama podía morirse...