CAPÍTULO ONCE

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La mañana amanece nublada y con lluvia, mis días favoritos. Me levanto dispuesta a ducharme. El cuarto de baño es tres veces más grande que cualquier habitación de hotel en la que haya estado. La tina se encuentra en el centro, frente a mí hay un vitral de muchos colores representando a una sirena sentada sobre una roca dando la espalda. Es muy bonito.


Me baño rápidamente y me coloco algo cómodo y flexible. Siempre hay que estar prevenida, no sé cuándo vuelvan a atacar los neflim. Lo normal de todos los días.


Bajo al comedor, pero como me desperté temprano no hay nadie, así que me dirijo a la cocina que es la pequeña puerta a la mitad del pasillo entre el comedor y la sala de estar. La cocina es enorme como todo en esta casa, está llena de vidrios dando una completa iluminación, claro que no se puede apreciar muy bien porque está lloviendo, pero de todas formas le entra mucha luz. Todo era de mármol blanco y azul marino haciendo un contraste excelente. En la mesa del medio hay una gran canasta con pan y mis ojos inmediatamente se dirigen a ella.


Tomo un pan relleno con chocolate recién hecho. Alioth aparece justo en el momento en que me llevo el pan a la boca, ¡esta delicioso!


-Kalia, una aldea a un día aproximadamente de aquí fue atacada ayer por la noche, Zeth insiste en ir y sé que no va a desistir hasta lograrlo, asi que mejor que vaya contigo a que se escape y vaya solo- Este niñato estúpido. Pero tiene razón, debo ir con él, así que le digo que sí.


-Parten hoy en la noche, esperemos que para ese momento la lluvia ya haya parado, van caminando ya que tienen que pasar desapercibidos- ¡Claro! Con mis alas vamos a pasar muy desapercibidos.


-Pero mis alas...- antes de terminar la frase Alioth me tiende una capa lo suficiente ancha y gruesa como para cubrirlas. Aunque tendría que llevarlas ligeramente arrastradas para que no se notara el bulto.


-De acuerdo-


Para la junta con los soldados ya ha parado de llover, repasamos maniobras y defensa de zona, vemos los puntos más frágiles como los más resistentes y creamos una buena estrategia. Al terminar, Bastiaan y yo nos sentamos a la sombra de uno de los árboles que crece al lado de su casa azul marino, la cual, por lo que me ha contado, comparte con otros dos soldados.


-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- le pregunto


-No mucho, llegue hace tres meses-


-¿De dónde eres?-


-De la capital de Brarmon, cuando vayas al baile de máscaras la veras, es una ciudad que vale la pena visitar- No lo dudo, he oído de los mismísimos labios de Raiyel palabras de admiración hacia la hermosa ciudad de los soles, ya que el dice que todos los techos tiene un sol dorado, dando a entender el símbolo de la familia real.


-¿Te espera alguien en casa?- sus ojos se iluminan, recordando.


-Sí, se llama Jade, es hermosa, la amo más que nada- Su comentario me llena de alegría, saber que al menos alguien es feliz es un gran paso. Me alegro por el realmente y le deseo lo mejor.


-¡Que romántico! ¿Son novios?- Bastiaan ríe, me voltea a ver y dice


-Es mi esposa, desde hace un año, está embarazada- no puedo evitarlo, grito, lo abrazó y empiezo a decir la palabra "felicidades" como si fuera la única en mi vocabulario.


-Gracias-


-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con ella?-


-Estoy supliendo a mi hermano, él tiene que hacer evacuaciones en los pueblos fuera de Bramon que han sido completamente arrasados, trae a los sobrevivientes a la capital para que inicien una nueva vida y me pidió el favor porque no se puede dar el lujo de perder su trabajo, lo que pasa es que contratan a gente nueva cada vez que llaman a algún soldado a ayudar para que remplace su lugar-


-¿Y por qué no puede perder su trabajo?-


-Digamos que una de las cocineras le hecho algo en la sopa y está más encantado que nada con ella-


No puedo evitar reírme a carcajadas.


Estoy en el vestíbulo ya lista con mi traje de combate, cuchillo escondido en mis botas, la espada a la cadera, el carcaj con las flechas y el arco. La capa cuelga de mi espalda, algo pesada, pero cumple su función de esconder mis alas. Calculo que son como las diez de la noche.


Solo espero a que Zeth baje para emprender el viaje a pie hacia el pueblo de Oppidum, es aproximadamente un día caminando. Yuju.


Como el cielo es grande y me ama, Zeth no tarda mucho en bajar y colocarse  a mi lado, dándome una mirada rápida. Nada más, no dice ni pio. Intento que no me afecte, tomo el morral con un poco de comida y agua lo coloco en mi hombro y comienzo a caminar. Zeth detrás de mí. Va a ser un viaje largo.

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Con cariño: Dany

Créditos (editora):Paola

A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora