CAPÍTULO VEINTE

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 Continuamos caminando por horas, todos más que confundidos por nuestro anterior encuentro con el enemigo y la forma brusca de su desaparición. Mis pensamientos son interrumpidos por una ráfaga de aire que mueve ligeramente mi cabello enmarañado, un águila me sobrevuela.

Al darme cuenta que es un águila me percato de que entre sus garras carga un papel con una delicada cinta negra que evita que se desenrolle. Levanto el brazo y el águila desciende hasta colocarse en él; es el águila de Raiyel, Crux, la utiliza para enviar mensajes cuando él no puede ir personalmente, esta águila puede encontrar a quien sea en donde sea.

-Hola Crux, ¿me traes noticias de tu desastroso amo?- el águila me ve por un segundo a los ojos, los suyos completamente negros demuestran una inteligencia que, en mi vida, he visto que algún animal la supere. Apuesto lo que quieran a que al menos alguien grita...

-Hola Kalia, ya llevaba tiempo sin verte- un grito de mujer se eleva por el aire, debe ser Lila...aguarden son dos, ¡madre mía!, ¡son los gemelos!, no puedo contener la risa n i un momento más, estallo a carcajada limpia, ambos están intentando subirse en el otro como si eso pudiera evitar que Crux los viera. Me calmo un poco y volteo a ver a los demás, Bastiaan esta pálido, se va a desmayar, Lila tiene cara de ternura, esa reacción no me la esperaba, y Zeth, bueno, él está con la cara de horror más real y graciosa que el mundo haya visto. Me aguanto la risa y vuelvo a concentrar mi atención en Crux.

-¿Qué traes para mí?-

-Raiyel envía esta nota- estira su pata y deja caer el pedazo de papel en mi mano- también te manda a decir- se aclara la garganta, otra cosa fascinante aparte de la capacidad de hablar de esta ave es que puede memorizar cualquier cosa que le digan no importa que tan larga sea, cuando él estaba...ocupado en los pueblos, me escondía en las bibliotecas o en cualquier lugar solitario y Crux era el que siempre me decía que ya podía regresar, también lo utilizaba para sermonearme cuando algo hacía mal porque su voz es tan grave que le quedaría mejor a un toro.

-"Kalia, estoy descubriendo muchas cosas inquietantes en la reunión, no te puedo decir mucho por el momento, pero presta mucha atención a cada detalle de lo que te estoy contando, estás en peligro, no sé cómo pero tanto los neflims como los ángeles se han enterado de tu existencia, te dije que no aceptaras el estúpido puesto de niñera, ambos te quieren destruir, sabíamos que esto pasaría tarde o temprano, carecen mucho de información, no saben que eres mujer, tampoco tu edad, ni tus rasgos, no saben nada más que el color de tus alas, sé que eso no es reconfortante pero puede que ayude para que te mantengas oculta un poco más de tiempo, el único que sabe todo sobre ti y que, al igual que yo, está en desacuerdo de tu persecución y muerte es Ithuriel, no te preocupes por él, sabe que te conozco y está dispuesto a ayudarte, no confíes en ningún otro ángel más que en nosotros dos. Zeth sigue siendo buscado por los neflims y me temo que también por los demonios, aún no saben que tu estas con él, pero ten en cuenta ese detalle para que puedas protegerte y protegerlo. Te quiero bebé. Estaré de vuelta en tres días."- mientras oía las palabras saliendo de el pico de Crux sentía el color irse de mis mejillas.

-Es todo, Kalia conozco a Raiyel tanto como tú, no va a dejar que nada te pase-

-No soy yo la que me preocupa, es él, si lo descubren lo creerán un desertor y tú sabes el castigo por eso- me atraganto con mis propias palabras, todos saben el castigo, se ha empleado desde hace miles de años por los reyes de cualquier territorio, un traidor siempre, sin excepción, tienen asegurada la pena de muerte, pero antes una tortura que solo un ser inmortal como los ángeles podrían aguantar sin morir. Todo, como a los humanos, les puede infringir heridas superficiales, no graves, pero lo único que los puede matar tanto a demonios como a ángeles son sus armas, que según me contó alguna vez Ray están hechas con polvos de estrellas. 

Él regresaría en tres días y suponiendo que Crux haya tardado uno en encontrarme solo faltan dos, Ray es increíble como guerrero y negociante, le irá bien. Un poco más tranquila al recordar las habilidades de mi amigo me concentro en la nota en mi mano.

-La carta no es para ti Kalia- me detengo justo con mi dedo jalando un poco el listón. Lo miro y le pregunto con los ojos para quien es- es para Zeth-

Zeth abre los ojos con clara duda en su semblante, Crux de desliza por mi brazo hasta quedar situado en mi hombro, mi cara debe de tener el mismo semblante que la de Zeth pero no hago preguntas y le entrego la carta. Todo lo que hace Ray siempre tiene una razón. Zeth abre la carta y lo lee, una pequeña sonrisa cruz por sus labios combinado con un brillo en sus ojos.

-¿Qué dice?- le pregunto, el mete el papel en el bolsillo de su pantalón.

-Privacidad alitas, además no dice nada importante- no me lo trago ni por un instante pero me abstengo de hacer preguntas, justo cuando estoy planeando un increíble movimiento para quitarle la carta, la saca de su bolsillo, la coloca en su palma abierta y... le prende fuego. Mi boca forma una O bien redonda. Maldito. Me volteo de nuevo hacia Crux al cual le vuelo a ofrecer mi brazo para poder verlo de frente.

-No le digas nada de mi parte, no vaya a ser que alguien lo oiga, cuando lo veas solo le dices "Enterada de que no lavas tus calzones"- todos me miran raro, es un chiste privado entre Ray y yo, y demasiado vergonzoso como para contarlo sin que el pierda la poca dignidad que le queda después de eso.

-Va a hacer que ensucie mi hermoso pico con esas palabras- 

- Apuesto a que Raiyel te ha mandado a decir cosas peores a una que otra persona-

-¡Puff! No tienes una idea, de acuerdo Kalia, nos vemos pronto, adiós.- le digo que igual, levanta el vuelo, lo observo hasta que se pierde a lo lejos.

Nadie hace más preguntas ni intentan consolarme, un acto que en verdad agradezco ya que no creo poder soportar a alguien consolándome. Caminamos durante unas horas más, casi no dormimos, bueno Zeth y yo no dormimos nada, así que estamos completamente agotados pero toda esa flojera y sueño se desvanece al ver a lo lejos, al lado de un río, un muy pequeño pueblo con no más de cien casas, los locales están abiertos y en pleno auge ya que es día de mercado. Los recuerdos me llegan con oleadas fuertes que no me dan tregua. Zeth toma mi mano.

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Perdonen faltas de ortografía.

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Con cariño: Dany

Sin Editar.

A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora