CAPÍTULO VEINTISIETE

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Un incendio, las flamas llegan enormes hasta el techo, corro intentando buscar a alguien pero el lugar se sigue incendiando, llamo a gritos pero nadie contesta, abro una puerta desesperada, es entonces cuando oigo mi nombre ser susurrado por las paredes "Kalia", parece provenir de todos lados, algo me sacude haciendo que caiga al suelo, las llamas están ya sobre mi, no hay nada que pueda hacer más que gritar del dolor, las lágrimas se deslizan por mis ojos y el demonio de ojos negros aparece frente a mí con una sonrisa en su cara y con una de sus manos sosteniendo a un Zeth muerto del cabello.

-¡Kalia!- mis ojos se abren y lo primero que veo es a un Zeth con los ojos muy abiertos viéndome con preocupación, volteo a todos lados, estoy en su habitación.

-¿Qué paso?- pregunto

- No lo sé, dímelo tú, entraste corriendo a mi habitación y te desplomaste en el suelo mientras soltabas pequeños gritos como si algo te doliera.- Miro sus hermosos ojos verdes y recupero el ritmo de mi respiración.

-Solo fue una pesadilla, no te preocupes-

-Ven, vamos a tu habitación- Me ayuda a incorporarme y a atravesar la puerta de su cuarto para caminar tres pasos y estar de nuevo en la mía, entonces ya estoy completamente despabilada y noto que Zeth no está vestido más que con unos pantalones amplios de piyama, sin camisa, que alguien me pase la cubeta que se me escurre la baba, mis mejillas se colorean de rojo.

Coloco mis pompis sobre el colchón y Zeth hace lo mismo pero frente a mí, se me queda viendo.

-¿Estas bien?- dice

-Sí- nos quedamos un momento en silencio, el asiente y se levanta para irse, me da miedo volver a quedarme sola, además de que me queda el pequeño sentimiento de desesperación al ver a Zeth como lo vi en mi sueño.

-Zeth, ¿crees que puedas quedarte, solo por esta noche?-se queda estático un momento pero después asiente y dice "claro", camina hasta la cama y yo le hago un hueco para que se acueste a mi lado, su cara queda frente a la mía y nuestras miradas se conectan, no hay forma de describir todos los sentimientos que él me provoca. El solo ver sus ojos es como perderse en una selva de interrogantes, ¿debería? No, no debo, pero en este momento, la verdad, es que nada me importa, solo que está a salvo a mi lado. Me acerco y lo beso, el me corresponde como si ya lo estuviera esperando, sinceramente creo que si yo no lo hacia él lo hubiera hecho, no sé cuánto tiempo seguimos así hasta que abrazados nos quedamos dormidos.

Despierto, la luz tenue se cola entre las cortinas, me muevo lentamente, siento un peso sobre mi cadera y entonces lo veo, Zeth tiene su pierna sobre mi cadera apretándome contra él, yo tengo mi cabeza recargada sobre su hombro y sus manos me acarician levemente las alas. Es hermoso, admiro sus facciones perfectas, repaso sus labios y su nariz, su respiración sube y baja. Dirijo uno de mis dedos para tocar su labio inferior, pero mi plan sale frustrado cuando el abre los ojos haciendo que me haga hacia atrás. Sonríe, podre haber admitido ante mi misma que lo amo pero sigue siendo un idiota cara de mandril, me enoja que me haya cachado.

-Como me gustaría despertar así todos los días por el resto de mi vida- dice y me ruborizo. Aprieta su agarre atrayéndome más hacia él. Oh por el sol que me observa, acabo de recordar que no trae playera, me sonrojo y sonrío, él se acerca y planta un casto beso en mis labios el cual no rechazo. A mí también me gustaría despertar así todos los días por el rest... toc, toc, toc. ¡Están tocando la puerta!

-Señorita Kalia, soy Ange, me llamó el señor Tellgs para entregarle el pedido de los vestidos hoy mismo así que si por favor me puede abrir la puerta para dárselos- me separo de Zeth tan rápido que con una de mis alas sin querer lo tiro al piso. Me cubro la boca porque estoy a punto de soltar una carcajada.

-Si Ange, espera un segundo que... pues... estoy desnuda- volteo a ver a Zeth para ver donde rayos lo voy a esconder y él... sube y baja las cejas de manera seductora y yo... le enseño el dedo de en medio y le lanzo una sonrisa articulando "ni en tus sueños" entonces se me ocurre una idea, con mi mano le hago a Zeth la seña de que guarde silencio y con más señas le digo que se siente en el medio de la cama.

-Quédate quieto- le susurro, entonces me siento frente a él y abro mis alas, las desparramo totalmente para cubrir el cuerpo de Zeth y evitar que se vea aunque sea un solo cabello, una vez segura le digo a Ange que pase.

Abre la puerta con una caja enorme en sus brazos y se me queda viendo de manera sospechosa.

-Aquí están los vestidos- los deja en la puerta al lado del baño- es el de noche para el baile y otros más para los días que se va a quedar ahí- se asoma al baño, que bueno que no se me ocurrió esconderlo ahí- el señor Tellgs le manda a decir que se prepare porque parten en una hora- claro se me había olvidado que nos íbamos a la capital.

-Sí Ange, gracias- camina y se asoma al balcón como buscando algo, por fin se da por vencida y se dispone a salir por la puerta, pero antes de cerrarla se voltea y me dice:

-Arréglese el cabello y el rubor de sus mejillas que parece que alguien la estuvo besando- sale y cierra la puerta.

Suelto un suspiro de alivio y me paro atropelladamente para asomarme por la puerta, Ange ya está desapareciendo por el hueco de las escaleras, me volteo hacia Zeth.

-Anda, ya oíste, nos vamos en una hora así que a tu habitación- él se ríe.

-Sonó como si regañaras a un niño, es más, me sentí un niño.

-Ya, ya niño Zeth, a tu habitación- me acerco a la cama para sacarlo de ahí, entonces el me jala del brazo haciendo que me caiga contra el colchón y él se ponga encima.

-Cuidado con las alas cara de mandril.

-Y yo que creí que ya habíamos superado esa parte alitas- suspira pero sonríe, se inclina y me besa, lo dejo seguir por un rato pero lo empujo antes de perderme totalmente.

-Ya vete.

-De acuerdo, ya me voy, pero solo porque sé que te voy a volver a ver en menos de una hora.

Si, en un carruaje claustrofóbico, yupi. Abre la puerta y se asoma por el pasillo para después correr de nuevo dentro y darme un rápido beso para salir de la habitación como alma que lleva el diablo, como un niño que acaba de hacer una travesura, dejándome a mí con una sonrisa plantada en el rostro.

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Con cariño, Dany.


A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora