El primero que se atreve a atacarme se ve joven, no mucho mayor que yo, pero claro, los neflims por su sangre ángel viven muchísimo más que tres humanos juntos, pero gracias a los cielos no son inmortales. La lástima me recorre el cuerpo cuando se abalanza sobre mí enseñando su verdadera naturaleza.
Sus dientes más filosos que los de un tiburón, pueden rasgar la piel, lo compruebo al sentir como mi brazo se pone caliente y comienza a arder por su potente mordida. De un puñetazo me lo quito de encima, con un tajo limpio le corto la garganta ya sin ninguna compasión en mi corazón, la ira crece cada vez más llenando por completo mi vista, no puedo pensar en nada más que matarlos a todos. Cae al suelo, sus ojos ya sin vida.
Me arde el brazo como mil demonios pero la adrenalina me hace casi no sentirlo, recibo a los siguientes contrincantes con estocadas certeras y golpes limpios, uno que esta mi izquierda intenta ir por mi pierna, pero antes de que si quiera logre tocarme, conecto mi pie con su cara y mi espada se entierra en su pecho al caer de espaldas. En ese momento uno de ellos aprovecha para llegarme por la espalda, lo empujo con una de mis alas, no le doy tiempo de tocar el suelo cuando ya le lanzo una flecha, esta se le clava entre los ojos.
No eran tontos, me atacan en grupos, pero mi destreza los supera, mas golpes certeros, utilizo mi arco tanto como para lanzar las flechas como para golpearlos en los momentos oportunos, todo lo tengo calculado, es como si mi cerebro ya hubiera trazado un plan digno de una armada de reyes, y todo acaba. Fue demasiado rápido, hasta yo me sorprendo.
Los arqueros en todo ese tiempo dispararon solo flechas a los que se alejaban lo suficiente de mí como para no herirme, claramente obra de Zeth. Volteo a ver la muralla para darles las gracias a los arqueros y me los encuentro con la boca abierta, Zeth en medio de ellos me mira con enojo, pero también percibo un toque de aprobación. Lo he impresionado, me quiero reír a carcajadas por ver su expresión, pero entonces mis defensas bajan cuando descubro un sentimiento más en su mirada. Preocupación.
Levanto el vuelo mientras noto como todos me siguen con la mirada hasta que aterrizo al lado de Zeth. Su semblante se transforma en puro enojo. Estoy en problemas.
-¡¿En qué demonios estabas pensando?!- ¿Quién se cree que es para hablarme así? Ha pero esto no se va a quedar así.
-¡Pero que pregunta más acertada! Justo en demonios estaba pensando...Porque no sé si lo recuerdas cariño, ¡Tu padre me trajo aquí justamente para hacer esto!- señalo el campo donde acababa de pelear- ¡Estoy aquí para protegerte cueste lo que cueste!- ¿Por qué se pone así? No tiene derecho a decirme nada. Yo estoy aquí para protegerlo, pero no voy a dejar que un niñato me dé órdenes. Aquí la que se ocupa de la seguridad del otro soy yo.
-¡Pero no poniendo tu vida en peligro!- Los arqueros se hacen poco a poco atrás, si yo no fuera la que está haciendo el espectáculo, probablemente me reiría de sus caras.
-¡¿Entonces, cómo te protejo imbécil?!- No contesta, solo me echa una mirada asesina, se acerca invadiendo mi espacio vital. Quedamos tan cerca que un simple movimiento de alguno de los dos podría ocasionar un beso. Mi respiración se entrecorta y siento el latir de mi corazón por todo el cuerpo, estoy nerviosa, no es que nunca haya besado a alguien, bueno...no en la boca. Me mantengo firme sin que mi cara refleje algún rasgo de emoción. Es una batalla de miradas digna de un premio, ambas llenas de inconformidades e ira, reclamándonos todo y al mismo tiempo nada porque ambos sabemos que hice lo correcto.
-Te recuerdo que es mi obligación acabar con los neflims, tu solo me cubres la espalda, solo estas aquí para evitar que muera antes de tiempo, así que no te intentes hacer la heroína bonita, aquí solo eres una más a mi servicio- sus palabras me duelen, pero no lo voy a admitir ni demostrar así que tomo todo mi autocontrol y pongo la cara más neutra que puedo, pero proyecto todo el odio que me inspira ese horrible ser humano por mis ojos, y estoy segura que él lo recibe ya que su semblante se descompone por un segundo.
Soy la primera en apartarme, desciendo por las escaleras laterales de la muralla y llego al jardín que ni con su hermosura me puede reconfortar, antes si quiera de decidir qué hacer a continuación Zeth pasa a mi lado y entra en el gran palacio con la espalda recta gritando "orgullo" por todos lados, y la rapidez de una alma que se lleva el diablo.
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A prueba de fuego.
Teen Fiction¿Qué rayos hago aquí? Bueno, hay que darle gracias a Raiyel mi "mejor amigo", que para rematarla es un ángel, yo una dividida, mitad ángel, mitad demonio, no pertenezco a ningún lado, estoy en problemas, serios problemas. Zeth no es nada de lo que m...