CAPÍTULO DOCE

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Antes de salir por la puerta Bastiaan se ha unido al grupo, fue decisión de Alioth pero yo contribuí un poco para que sea él y no otro soldado. Gracias a eso ya no tendré que pasar momentos tan incómodos. Estamos saliendo cuando oigo la voz de dos personitas.


-¡Zeth, Kalia!- Hali y Leander corren hacia nosotros, la pequeña tiene sus ojos llenos de lágrimas, pero puedo notar como se está haciendo la fuerte para no romper a llorar con sollozos. Llega y se abalanza sobre su hermano, lo abraza muy fuerte y le dice "te quiero", es entonces cuando pasa a mí, la cargo de modo que queda como mono colgada a mi pecho, me rodea con sus brazos el cuello y comienza a hacer caras raras para contener el llanto. La abrazo fuerte, mi peor error, ahora si se suelta a llorar, esta niña ha calado en lo más hondo de mi alma, ya la quiero como mi pequeña hermanita, incluso como amiga.


- No llores bonita- Se perfectamente que Zeth está escuchando todo, al igual que Leander, que nos ve con un cierto matiz de celos.


-No quiero que se vayan- tartamudea a causa de las lágrimas que no paran de salir.


-Vamos a regresar ojitos, no nos vamos para siempre, solo máximo dos semanas-


-Es mucho, ¿con quién voy a tener charla de chicas?- Una pequeña risilla se escapa de nuestros labios.


-Te prometo que cuando regrese tendremos muchas charlas de chicas-


-De acuerdo, pero quiero que antes me prometas una cosa-


-Lo que sea-


-Nunca vas a abandonarnos ni a mí, ni a Zeth, ni a Leander- Su súplica llena sus ojos miel, sé que eso no es seguro, que en cualquier momento me puede pasar algo y dejarlos sin protección. ¿Cómo decirle a la niña que ya perdió a su madre y que te está abriendo el corazón lo suficiente como para confiar en ti, que no le puedes prometer tal cosa? Yo más que nadie sé que no puedo hacerle eso.


-Lo prometo- Noto como Zeth se relaja a mi lado, no había notado que estaba tenso, hasta que suelta el aire que esta había estado conteniendo. ¿Por qué finge que le importa? Ya me ha dejado muy en claro que yo solo estoy ahí para cubrirle y ser una sirvienta más. 


Bajo a Hila la cual tiene la misma facilidad que su hermano para sonreír, pero su sonrisa no alcanza sus ojos. Leander se acerca después de haberse despedido de Zeth "como todo un hombre", eso significa una inclinación de cabeza y un apretón de manos, ¿Por qué no les gusta mostrar sus sentimientos?, todo sería más fácil.


-Cuídate bonita- me dice


-¡Eh, no me robes los apodos!- Zeth, Estoy enojada pero aún así logra sacarme una pequeña sonrisa que, claro, el no pasó desapercibida, por lo tanto está sonriendo ampliamente. Tarado. Sin más interrupciones salimos de las dos grandes puertas de madera, arrastro mis alas. Odio no volar. Zeth se acerca a mí y dice:


- Al parecer mis hermanos ya te aprecian, te necesitan-


-¿Por qué lo dices?, ¿Celos?-


-No, la verdad es que no los culpo, se cómo se sienten- dice esto último en un susurro, creyendo que yo no lo he oído. Me hago la idiota fingiendo eso mismo. Yo y mi gran bocota, ¿nunca aprenderé de todas las estupideces que digo a diario? Zeth se separa adelantándose como si fuera el líder del grupo, que en realidad lo es.


Poco rato después ya nos estamos internando en la espesura del bosque, el amanecer no tardara en asomarse. Bastiaan camina a mi lado, platicamos sobre cosas triviales, como cuál es su estación del año preferida, o si le gusta leer, cuando me dice que no, tengo unas ganas inmensas de darle un puñetazo, nada más que esta vez no por accidente.


Cuando se me ocurre voltear a ver a Zeth, este tiene la mandíbula apretada y la mirada al frente, le digo a Bastiaan que me diera un segundo y me encamino hasta posicionarme a su lado mientras caminamos hago todo lo posible por no retrasarme, pero pareciera que él fuera cada vez más rápido a propósito, que eso es seguramente lo que está haciendo, además de que mis alas se enredan junto con la capa en todas las ramas, ¡hasta con las raíces! Tropiezo casi dándome de bruces en el suelo, pero Zeth logra tomarme de la cintura y pegarme a su pecho antes de que suceda.


-¡Aprende a caminar!, ¿O que, las alas no te sirven para mantener el equilibrio?- Al momento de decir eso, mis deseos por arreglar cualquier problema que hubiera entre nosotros y saber el motivo de por qué está enojado si ayer me veía de una forma rara se desvanecen, dejando solo un odio hacia mí misma. Hacia lo que soy.


-¿Sabes, Zeth?- empleo el tono más amenazador que tengo, el que utilizo con mis enemigo para ahuyentarlos incluso antes de empezar a pelear, el que hace que se te hiele la sangre, mi parte demonio aflorando en estado puro- Yo solo quería saber qué te pasa, quería arreglar las cosas, pero déjame dejarte una cosa en claro mocoso engreído - adopto mí posición de defensa, consiste en mientras hablo ir extendiendo mis alas de modo intimidante, él me está mirando, pero al parecer mi tono lo afecta, pero no intimida, me hace enojar más-  yo no pedí nacer con alas, ni mucho menos ser un fenómeno de la naturaleza, no estoy acostumbrada a que todo el mundo me alabe como lo hacen contigo, yo estoy acostumbrada a dar miedo, a intimidar, a que salgan corriendo incluso antes de haberme visto, no voy a dejar que eso cambie, ni contigo ni con nadie, te recuerdo que soy parte demonio y aunque no me traten como santo de su devoción, no me insultan, podrán odiarme ¡pero nunca dejo que me falten al respeto! Así que ¡hazme el puto favor de dejar de juzgarme!- sus ojos ya no están llenos de enojo, ahora me ve como soy en realidad un ser cruel, que siempre ha sido rechazada y que no le tiene miedo a su careta de perfecto Dios del fuego.


Camino hasta adelantarlo varios metros, no lo quiero cerca, no por ahora. 

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Hola

Espero que les guste la historia hasta ahora.


Con cariño Dany.  

Pao no pudo editar este cap. así que si ven faltas de ortografía graves, ustedes disculparan.


A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora