𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾 / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]

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𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 1

ᴛʀᴇs ᴀñᴏs ᴅᴇsᴘᴜés

El tiempo había transcurrido muy rápido. En un momento, Anne y Larissa se estaban casando y un par de años después, estaban celebrando el cumpleaños número tres de su hija. Y hasta ese momento, todo había ido muy bien. Era una tarde de otoño. Fría y nostálgica. Y lo sería aún más después de lo que estaba a punto de suceder.

Anne caminaba de un lado a otro por todo el baño y podía sentir cómo los latidos de su corazón se volvían más acelerados con cada segundo que pasaba. Estaba tan concentrada en esperar que incluso la música y las risas de los niños llegaban a ella como ecos desde el jardín.

—Cariño, ¿estás bien? —preguntó Larissa—. Llevas ahí casi media hora.

—Estoy bien. Puedes entrar.

Larissa abrió la puerta y antes de que pudiera decir o hacer algo, Anne se lanzó a abrazarla. Ella la había notado extraña casi toda la mañana y ahora con eso estaba mucho más confundida que antes, hasta que miró a su alrededor y notó la pequeña caja sobre el lavabo. Soltó un suspiro y frotó la espalda de Anne con suavidad.

—Dijimos que lo haríamos juntas —murmuró sin soltarla—. Lou te ha estado buscando. Además... esas pruebas no son muy seguras, Anne. Escuchaste a la doctora.

—No podía esperar.

Larissa se alejó apenas un poco para poder verla a la cara y se enterneció al descubrir la humedad en sus ojos. Aunque también sintió temor. No quería imaginar lo triste que Anne se pondría si el test llegaba a dar negativo. Otra vez.

—¿Lo has visto ya? —preguntó temerosa de la respuesta.

Acarició el rostro de Anne y le arregló el cabello un poco. Le dolía mucho verla así. Sobre todo porque sabía que ella de verdad se estaba esforzando. En todo. En el trabajo, en cuidar de Lou. En esa situación. Y temía que enfermara por tanto estrés.

—Tengo miedo —confesó Anne y empezó a llorar. Larissa volvió a abrazarla y lo hizo con más fuerza esta vez, dejando cortos besos en su cabeza.

Habían enfrentado esa situación tres veces ya y sabía que Anne terminaría deprimiéndose y llorando por toda la noche. Esa era la rutina después de un negativo, así que habían decidido no ilusionarse tanto esa vez, aunque, si eran sinceras, eso era casi imposible.

—Sabes que te amo, ¿cierto? Sin importar lo que suceda —Anne tan solo asintió y escondió el rostro en su pecho—. Bien, lo veré.

Caminó sin soltarla y suspiró antes de tomar el test. Anne se aferraba a ella y no quería abrir los ojos. Los segundos se le estaban haciendo eternos y supo que algo andaba mal cuando escuchó a Larissa suspirar. Su corazón se encogió y las ganas de llorar la invadieron nuevamente. Larissa dejó la prueba otra vez en su lugar y estrujó a Anne. Ni siquiera podía hablar.

—¿Qué es? —preguntó Anne.

La soltó para verla y Larissa simplemente negó. Una punzada le atravesó el pecho y se limpió el rostro con prisa. Se sentía muy mal, pero no lo iba a demostrar. No quería preocupar a Larissa y mucho menos quería arruinarle la fiesta a Lou. Aunque la realidad era que quería deshacerse en lágrimas y hundirse en la cama para siempre.

—Está bien —dijo por fin. Tomó el test y lo metió en la caja para después lanzarlo en el cesto de la basura.

Larissa la miraba en silencio y por un momento su mirada se perdió en algún punto del piso. Ella también la estaba pasando mal. Le daba mucha ilusión la idea de tener otro bebé. De ver a Anne embrazada, pero empezaba a dudar de continuar con el plan.
Porque no quería verla sufrir una vez más.