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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 19


Para que la mudanza estuviera lista tuvo que transcurrir un mes entero. Y después de una semana de haberse trasladado, Anne aún no lograba adaptarse. Se sentía fuera de lugar, como una intrusa. Lo hacía peor el hecho de que todo estaba adecuado para alguien de la altura de Larissa.

—Este lugar se siente demasiado grande —dijo Anne a Larissa. Estaban en la terraza del jardín, con la compañía de Claire, que descansaba en su coche—. No creo poder acostumbrarme nunca. Para ti es sencillo porque con dos pasos vas a donde quieras. Pero yo, Lou...

—Lou está muy feliz, Anne —respondió Larissa—. Está feliz con su habitación, con el televisor, con el jardín, con la piscina.

—Lou es feliz hasta con una flor.

—Tú también eres feliz con las flores. Por qué no inicias... no sé, un invernadero. Puedes construirlo donde tú quieras. Puedes cambiar el color de las paredes, los muebles, las cortinas. Puedes hacer lo que desees con esta casa, Anne. Ahora también es tuya.

—Ya lo sé, pero... —suspiró, fue interrumpida por el llanto de Claire. Intentó tomarla, pero Larissa se lo impidió.

—Yo me encargo —le dijo—. Es mi turno. Hola, mi amor —le dio un beso en la mejilla a Claire, sonriendo. El llanto de la bebé disminuyó apenas un poco, abrió los ojos y miró a Larissa atentamente.

—¿Qué voy a hacer cuando regreses a la academia? —Anne miró a Larissa esforzándose por soltarse la blusa, así que decidió ayudarla—. Me voy a sentir más sola que antes.

—Todavía faltan varios meses para eso. Y mientras llega el día, te ayudaré a que te sientas mejor. Ya lo verás.

Antes de regresar a su lugar, Anne le dio un beso muy corto en los labios. Miró a Claire, que ya estaba completamente tranquila, succionando el pecho de su madre. Cuando se sentó, sujetó la mano de Larissa por encima de la mesa.

Se dedicó a leer mientras ella continuaba alimentando a la bebé. Pensó en la propuesta, en la idea de tener su propio invernadero. No lo iba a negar, le resultaba tentador. Era algo que siempre había deseado. Y sabía que Lou también estaría contenta.

—Es hora de ir por Lou —mencionó, observando el reloj del teléfono. Dejó el libro en la mesa, al igual que los lentes. Se inclinó para darle un beso tanto a Larissa como a Claire—. No tardo.

—Maneja con cuidado —le dijo. Anne asintió, le dio un beso más y después caminó hacia el interior de la casa.

Larissa observó a Claire. Ella estaba muy tranquila disfrutando de ese momento de lactancia. Su pequeña mano descansaba en el pecho de su madre. Con dos meses y a pesar de ser prematura, ahora ya era un poco más activa. Sonreía, atendía a las voces y movía sus extremidades sin ningún problema. A Lou le gustaba hacerla sonreír, pasearla por el jardín y ducharse con ella.

Todas las noches se acostaba en la cama de Anne y Larissa para tomar el biberón mientras Claire tomaba el pecho. Se acomodaba a su lado y jugaba con los diminutos pies de su hermana hasta quedarse dormida. Lo primero que Lou hacía al llegar de la guardería era pasar directo a su habitación para lavarse las manos, cambiarse el uniforme, y así poder estar con Claire.

—¿Dónde está Claire? —gritó al no encontrarla en la cuna. Larissa rio desde la cocina. Lou corrió hacia la escalera y Anne se apresuró a tomarla de la mano.

—Me parece que escuché a mami Larissa en la cocina —le dijo mientras bajaban—. Ve a buscarla ahí.

—¡Claire! —volvió a gritar. Se soltó del agarre de Anne, brincó el último escalón y corrió, atravesando la sala hasta llegar a la cocina.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora