Lou
Después de mi cumpleaños número cuatro, Tori y yo nos volvimos inseparables. Todos los años viajaba a Italia durante las vacaciones. A veces era ella quien me visitaba también. Y durante una tarde de verano, mientras nadábamos en una costa de la isla, Tori me dio mi primer beso. Fue uno muy corto. Nuestros labios apenas se tocaron. Yo tenía trece y ella quince. Por la sorpresa dejé de flotar. Casi me ahogué.Y por eso mismo el tema pasó a segundo plano. Tori se había asustado muchísimo, al igual que yo. Sa limos del agua sin decir una palabra y al regresar a su casa, no volvimos a hablar del beso. Ni ese día ni nunca más. Pero yo todas las noches pensaba en ello. A partir de ese día me di cuenta de que lo que había entre ella y yo no solo era amistad. Tori m e gustaba desde que tenía memoria.
Y ahora sabía que también estaba enamorada de ella. Yo trataba de hacer que mis sentimientos no se notaran. Era más que evidente que para mis madres mi orientación no sería ningún problema. Pero tenía la tonta idea de que al ser Tori tan cercana a la familia, tendríamos prohibido relacionarnos de esa forma. Y bueno, ella era demasiado tímida como para animarse a hablar de lo que nos sucedía, mucho menos iba a besarme de nuevo. Así fue como desperdiciamos cuatro años.
En el año en el que Tori cumplió dieciocho ninguna pudo viajar. Ella tenía que decidir a qué universidad iría, prepararse para ello y hacer cientos de cosas más relacionadas a eso. Y bueno, si Tori estaba ocupada para mí no tenía sentido ir a Italia. Esas fueron las peores vacaciones de mi vida. Claire intentaba animarme, me convencía de organizar picnics con nuestras madres.
Claire amaba las novelas románticas, fantaseaba con encontrar un amor como el de nuestras madres. Amaba las flores tanto como yo. El hecho de que hubiera heredado la habilidad de mami Anne nos hacía feliz a ambas. Claire era mi hermanita y la amaba. Pero mi mente y la suya estaban en sintonías diferentes. Yo estaba por cumplir dieciséis años. Ella aún tenía doce. Mientras yo pensaba en besar a Tori, Claire aún creía que un mosntruo se ocultaba en el armario.
Ella ya estaba al tanto de mis sentimientos, y en ese punto, mami Anne ya lo sospechaba. A Claire y a mi nos gustaba poner celosa a mami Larissa. En el momento menos preciso le decíamos e casa. que nos gustaba algún chico. Ella se ponía roja. Una vez casi lloró. Entonces mami Anne nos hizo prometer que nunca más le jugaríamos esa clase de bromas. Nosotras nos sentimos tan mal, que con nuestros ahorros decidimos pagarles una cena romántica fuera de casa.
Al año siguiente, cuando yo ya había cumplido los diecisiete, la tía Alessa nos invitó a pasar las fiestas con ella. Yo estaba feliz con la idea. En Capri no había nieve, ni temperaturas tan crudas. Solo sol, playa, mucha pizza y lo más importante: Tori. Me emocionaba verla por fin otra vez, después de un año entero. Las videollamadas no nos permitían abrazarnos, el aroma no atravesaba la pantalla.
Cuando me bajé del ferri a la persona que vi de primero fue a Tori. Ella estaba de pie en la salida, con un tonto cartel y una sonrisa enorme. Casi la derribé cuando me lancé a abrazarla. Cerré los ojos e inhalé profundo, hasta que mis pulmones ya no pudieron contener tanto oxígeno. Tori olía a mar. Me recordaba a los días de mi infancia, a cuando Claire aún no había nacido y mami Larissa me llevaba a la playa. Esa era una de las razones por la cual me enamoré de ella.
—Hola —me dijo sin soltarme. Yo había heredado todo el físico de la tía Eden, incluyendo la estatura. A Tori le llegaba al pecho.
—Estás más alta que la última vez que te vi.
—Pues qué esperabas, eso fue hace un año ya.
—Déjame ver eso —al apartarme le arrebaté el cartel y dejé escapar una risa suave. Además de las letras, había flores pintadas por todas partes—. ¿Florecita Weems?
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𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾 / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]
FanfictionAnne está deprimida y Larissa no sabe muy bien qué hacer. Y empiezan a creer que al final, el amor no lo puede todo. -⋆✦⋆- Hasta ahora, la vida de Anne y Larissa como esposas había ido bien, pero las cosas empiezan a complicarse cuando se dan cuent...