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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 14


Larissa se sobresaltó al escuchar que la puerta era abierta repentinamente. Alzó la cabeza, encontrándose con la imagen de una Ilian furiosa. Tenía la mandíbula tensa y las manos empuñadas. Larissa miró por encima de su hombro y vio a Leah.

—Lo siento, no pude detenerla —se excusó ella.

—No te preocupes, Leah. Yo me encargo.

—De acuerdo —su mirada se alternó entre las dos mujeres y retrocedió, no muy convencida de dejarlas solas. Y cuando la puerta volvió a cerrarse, Ilian caminó directo hacia el escritorio. Larissa podía sentir su mirada repleta de enojo. Pero no se inmutó.

—¿Me puedes explicar por qué acabo de escuchar que Théo será tu reemplazo? —preguntó Ilian, apoyando las manos en el escritorio. Larissa se puso de pie. La miró con desdén, haciéndola sentir insignificante. El rostro de Ilian se enrojeció.

—Eso es por que estás fuera del juego —respondió con tranquilidad. La expresión confundida y consternada de Ilian le provocó demasiada satisfacción, no lo iba a negar. No pudo contener las ganas de sonreír. No tenía la mínima intención de hacerlo.

—¿Qué? —cuestionó con el ceño fruncido, retomando la postura erguida.

—Que ya todos saben lo que has hecho, Ilian. Y ya no te quieren aquí. Ni como miembro de la junta ni como mi reemplazo.

—Pero eso fue hace mucho tiempo atrás —replicó. Entendía a lo que Larissa se refería. Les había puesto al tanto de sus antecedentes. Y en el fondo se lamentaba. En verdad lo hacía. Se reprochaba a sí misma todos los errores que había cometido—. Yo ya no soy así.

—Pues debiste pensar cómo eso afectaría tu futuro —se encogió ligeramente de hombros mientras tomaba asiento otra vez—. Debiste suponer que algún día tendrías problemas por eso. Y lamento ser yo quien te diga que ese día ya llegó.

—Eso es injusto —exclamó. Larissa cerró los ojos un segundo. Se estaba esforzando por mantener la compostura—. Y lo sabes muy bien.

—Pues yo también puedo jugar sucio —aseguró—. Especialmente cuando lastiman a quienes quiero. Y tú, Ilian, has lastimado a Anne. Has lastimado a esposa. En dos ocasiones.

—No —soltó una débil risa burlona y negó con la cabeza, mirando hacia el piso— Esto no solo es por Anne. La usas como una excusa nada más.

—Tienes razón —asintió. Ilian volvió a verla. Con el ceño fruncido. Como si no terminara de creer en lo que había escuchado. Le impresionaba conocer ese lado de Larissa—. No solo es por ella. No iba a dejarte ganar, te lo dije.

—Sabes que con esto solo me estás provocando, ¿cierto? No me voy a quedar tranquila.

—Si haces algo... —se inclinó hacia el escritorio, con los ojos fijos en los de Ilian. Quería que le quedara muy claro la seriedad de sus palabras. Ni siquiera le importó cuando su mirada tomó ese color particular. Ya no creía en sus juegos. Ya no caía en ese teatro—. Si intentas hacer algo. Si lo piensas siquiera...

—¿Qué? —preguntó con altivez.

—Aún no conoces mis alcances, Ilian. Tendrías graves consecuencias. Así que será mejor que lo hagas. Será mejor que te quedes tranquila. Y retírate, por favor. No quiero seguir viendo tu cara —se relajó en el asiento, dirigiendo su entera atención a la computadora.

Ilian la miró una última vez mientras analizaba sus opciones. No podía hacerle daño. No se sentía capaz de hacerlo. No podía hacer nada que le causara dolor a Anne, eso ya lo había entendido. Entonces simplemente se retiró. Era todo lo que podía hacer en ese momento.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora