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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 3


—¿Estamos listas? —preguntó la doctora.

—Todo va salir bien. Todo va a estar bien —dijo Larissa. Estaba sosteniendo la mano de Anne mientras ella descansaba sobre la camilla.

Se inclinó un poco para darle un beso en la frente. Anne tenía los ojos cerrados y se esforzaba por hacer ejercicios de respiración. Se estaba muriendo de los nervios. No era la primera vez que estaba en esa situación, pero simplemente le era inevitable no sentirse así.

Después de todo, no pudo darse por vencida. Larissa tampoco. Y de algún modo Anne sentía que esa vez sí sería diferente. Todo ese mes, Lou le había hecho creer que así sería. Apretó la mano de Larissa y solo asintió. Larissa volteó a ver a la doctora.

—Muy bien —dijo ella—. Aquí vamos.

Larissa la vio sentarse en la silla, frente a Anne, con el catéter listo. Siempre le provocaba nervios ver ese objeto, así que volvió a concentrarse en Anne. No dejó de verla ni por un segundo. Y le hizo conversación de cualquier cosa para distraerla.

No era un proceso doloroso, pero sabía que Anne se sentía nerviosa. Ella misma lo estaba incluso. Fueron los minutos más largos de sus vidas. Pero Larissa no había soltado su mano ni por un instante. Le acarició el rostro y le mostró tiernas sonrisas de apoyo mientras tanto.

—¿Te sientes bien? —le preguntó una vez que el procedimiento terminó.

—Sí —susurró—. ¿Podemos ir a casa ya?

—Claro.

Larissa la ayudó a levantarse y a vestirse. La doctora les recordó las recomendaciones y fijaron la cita para la prueba en sangre. Anne se aferraba a la mano de Larissa mientras salían de la clínica y cuando estuvieron en el auto rompió a llorar.

Larissa ya no sabía qué hacer. Ya no sabía cómo consolarla. Se sentía muy frustrada y abrumada, así que solo sujetó su mano y se inclinó sobre el asiento para abrazarla. Y estuvieron así por varios minutos.

—¿Quieres hablar? —le preguntó cuando la vio más tranquila. Anne negó, se limpió el rostro y respiró profundo—. Podríamos ir por un chocolate. O hacer lo que tú quieras.

—Solo quiero ir a casa.

—Está bien —respondió. Larissa se sentía triste porque todos sus esfuerzos por animarla eran en vano. Era frustrante ver a su esposa sufriendo y no poder hacer mucho al respecto.

La espera siempre era lo peor. Anne se la pasaba llorando cada día y cada noche. Un par de semanas después, no pudo esperar más y volvió a comprar un test. Larissa se había enojado mucho con ella porque siempre la hacía a un lado en esas decisiones. A pesar de que le había prometido que se esforzaría por no hacerlo más.

El test volvió a dar negativo y las cosas se pusieron más tensas cuando Anne se negó a asistir a la prueba de sangre. Faltaba al trabajo casi a diario y eso le estaba causando pequeños problemas a Larissa. Debía buscar un reemplazo y ahora sentía que se estaba ahogando entre todo lo que tenía que hacer.

Le parecía que estaba perdiendo el control de su vida y eso no le agradaba en lo absoluto. Incluso después de ese último intento fallido ahora estaba teniendo que lidiar con todo lo que tenía que ver con Lou ella sola. Porque Anne estaba extremadamente deprimida.

—Lou te quería a ti —dijo Larissa. Se estaba desmaquillando y veía a Anne a través del espejo. Ella estaba acostada, hundida entre las sábanas. Lou había pedido que fuera ella quien la durmiera, pero Anne simplemente se negó.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora