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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 28


—¿Tía de Lou? —cuestionó Anne mientras jugaba con el dije de su collar, el que Larissa le había regalado para su cumpleaños. Además de Lou, ahora Claire también tenía uno similar.

—Eden Miller —le tendió la mano, pero Anne solo la miró con desconfianza. Entonces Eden la bajó. Dio un paso atrás—. Solo quiero conversar con ustedes. Tengo algunas pruebas de que Lou es mi sobrina y quiero mostrárselas. 

—Lo siento, pero no creo que dejarla pasar sea una buena idea —dijo Larissa—. Para nosotras usted es una desconocida. 

—Lo entiendo —asintió Eden—. Pero por favor, acepten reunirse conmigo. Puede ser en la cafetería del pueblo o en cualquier sitio público. Donde ustedes me digan, ahí estaré. Este es mi número —añadió, tendiendo una tarjeta de presentación—. Pueden encontrarme en el hotel.

—Nos pondremos en contacto cuando creamos que sea conveniente.

—Es una mentirosa, Larissa —susurró Anne detrás de ella.

—No soy nada de eso, señora Greenwood —afirmó con seguridad—. Ya dije que puedo demostrárselo. Y si no se convencen con mis pruebas, entonces podemos hacer una de ADN.

—Es lo más correcto —dijo Anne con molestia. Aún estando de espalda, Larissa buscó su mano para sujetarla.

—Buenas tardes... —Larissa le tendió la mano. Eden la estrechó con fuerza, como era su costumbre—. ¿Comandante, cierto?

—Así es —respondió—. Buenas tardes.

Anne se abrazó a Larissa apenas Eden bajó a la calle. Juntas la vieron subir a su auto y permanecieron en la puerta hasta que la perdieron de vista. Ninguna de las dos podía creer que eso estuviera sucediendo. Alguna vez Larissa imaginó que ese día llegaría, pero aún le parecía que era muy pronto. Anne, por su parte, tenía miedo de que Lou dejara de quererlas ahora.

—No podemos dejar que esa mujer nos quite a nuestra hija, Larissa —dijo mientras se sentaba en el sofá. Se estaba sintiendo incómoda por no haber alcanzado a ponerse la ropa interior.

—Quisiera decirte que no lo hará, pero...

—Tienes miedo, ¿cierto? —inquirió al escucharla suspirar.

—Mucho —asintió. Anne se sentó en sus piernas y la abrazó. Ahora más que nunca agradecía el hecho de que estuvieran juntas de nuevo. Las dos estaban empezando a creer que el universo las había unido para enfrentar esa situación.

—Esperemos que esto no se salga de control —comentó en voz baja. Con la cabeza apoyada en el hombro de Larissa, le acarició el cabello con mucha suavidad. Ella le rodeó la cintura con un brazo y dejó la mano sobre el muslo de Anne.

—Lou es nuestra niña. Legalmente es nuestra hija. Es nuestra florecita. Nosotras la hemos criado desde que es una bebé. Le enseñamos a hablar, a caminar. Somos la única familia que conoce. Le hemos dado nuestra vida entera. No quiero perderla. No quiero verla sufrir.

—No lo haremos, mi amor —dijo cuando la miró. Hizo que entrelazaran sus manos—. No vamos a permitir que eso suceda. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que Lou sufra, y que la aparten de nuestro lado. Estamos juntas en esto, ¿de acuerdo?

—Lo sé —asintió con una sonrisa—. Te amo.

—Y yo te amo a ti —Anne empezó a dejar besos en su rostro, iniciando por las mejillas, luego la frente, bajó hacia la nariz y acabó en sus labios. Larissa amaba cuando ella hacía eso—. Deberías hacer tus maletas, ¿no crees?

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈 [𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora