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Día de la rueda de prensa

Daxen

Entré al restaurante de estilo japonés un segundo antes de que la tormenta se desatara en el exterior. No creía en los horóscopos ni la suerte, pero sí en mi nariz cuando me decía que olía a tierra mojada y no era tan idiota para ignorarlo, porque vamos, estábamos en Londres, vivíamos prácticamente bajo el agua.

—Buenas noches, señor—el hombre delgado de rasgos asiáticos que atendía la enigmática entrada hizo una reverencia—¿Ya lo esperan?

—Sí. A nombre Williams—informé al tipo y asintió solemne luego de echar un rápido vistazo a su tablet.

—Sígame, por favor.

Lo obedecí sin rechistar. Siempre me pareció un bonito restaurante con todos esos biombos asiáticos, los abanicos enormes extendidos en las paredes y los cuadros con Geishas pintados en ellos. El rojo y el café predominaban en las paredes y un agradable olor a incienso flotaba en el aire.

Yo era un tipo mucho más práctico que preferiría reunirse en un Starbucks, pero mi compañera podía ser todo menos común. La ubiqué sentada junto a una ventana cuyo vitral mostraba un campo de arroz.

—Ciara—saludé cuando llegué hasta ella. 

La mujer me recibió con una sonrisa y las luces tenues del lugar otorgaron a su piel morena un destello casi etéreo. Me dio dos cortos besos en la mejilla a modo de saludo y su perfume frutal me golpeó de lleno.

—No creí que sería tan complicado obtener una cita contigo, mira que hacerme esperar cuatro días para verte—fue lo primero que dijo mientras recuperaba su asiento y yo ocupaba mi puesto frente a ella luego de entregarle mi gabardina al camarero.

—He estado ocupado.

La mujer apoyó su barbilla sobre sus manos entrelazadas cubiertas por largos guantes negros y la alta coleta que mantenía sujeto su cabello oscuro se movió como un péndulo cuando negó con la cabeza.

—No me digas, ser el novio de una heredera de esa talla debe ser muy consumidor—sus ojos ámbar me escrutaron como los de una pantera analizando los movimientos de su presa.

—¿Cuál novia?—me hice el desentendido para molestarla.

Echó la cabeza hacia atrás en una risotada, los bordes de sus ojos y su boca arrugándose para acentuar la diversión.

—Chico, me entero hasta de lo que piensas antes de que lo pienses—dijo con petulancia. Retiró sus guantes para después subir un poco el borde de su vestido strapless con estampado de guepardo.

La camarera del lugar sirvió té negro humeante para cada uno. Mientras se encargaba de colocar todos los utensilios sobre la mesa para la cena, noté las ojeras bajo los curiosos ojos de Ciara. No estaba durmiendo bien y eso solo podía significar una cosa: Josh Crakehall se estaba acercando a ella. Otra vez.

Era una mujer excéntrica y calculadora. La conocí cuando cumplía mi condena en Belmarsh. Me sorprendió que me contactara poco después de ingresar a prisión. En ese tiempo, ni siquiera mi madre me visitaba para saber si seguía vivo. Los Westler querían olvidar mi existencia y pasar el mal trago. Así que cuando recibí las noticias de que alguien quería verme, me decepcionó un poco que fuera una reportera extraña y no mi familia.

Se presentó como Ciara Williams, una periodista que tenía un alto puesto en el Times y un proyecto ambicioso para descubrir el oscuro imperio que los Crakehall habían formado con sus empresas sobornando autoridades, desviando fondos y desapareciendo del mapa a sus enemigos.

Irresistible Acierto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora