Daxen
La boca de Rafael estaba completamente abierta, colgaba laxa a punto de desencajarse de su mandíbula y sus ojos permanecían abiertos sin mesura, en un shock profundo. Resistí el impulso de lanzarle la pelota de béisbol que usábamos para distraernos mientras charlábamos y romperle un diente.
Continuó inmóvil en su lugar igual que una estatua y creí que había sufrido un ataque o algo, hasta que las voces de gente fuera de la oficina le regresaron su capacidad de reacción.
—Lo siento—dijo Rafael inclinándose hacia delante—¿Podrías repetir eso último para asegurarme que no estoy delirando?
Me mantuve impasible, generando una melodía rítmica con el golpeteo de mis dedos en la madera del escritorio.
—Escuchaste lo que dije.
Mi amigo apoyó su espalda en la silla, con el peso de las palabras cayendo sobre él como un anuncio de derrota.
—¿De verdad te cogiste a Haley Colbourn?
Tensé la mandíbula molesto al escuchar ese término.
—Esas no fueron las palabras que usé.
Resolló.
—No importan las palabras, importa su significado—apuntó—. ¿Cómo mierda pasó? Quiero decir, sé cómo pasó, pero... ¿cómo es que llegaron a la parte de follar?
Atrapó la pelota sin problema cuando se la lancé. Dejé de golpetear la madera para pasarme una mano por el cabello, estresado. Pensar en el tema, recordar lo que hicimos en esa minúscula habitación me ponía los vellos de punta. Y no por buenas razones.
—No lo sé. Ella estaba molestándome. Yo estaba molestándola y...
Mi amigo soltó una risita.
—Lo imagino perfectamente.
—Pues deja de imaginar—le exigí severo. Su respuesta fue una sonrisa de satisfacción sádica.
—Lo sabía. Te dije que eso pasaría.
Me dejé caer en el respaldo de la silla sintiéndome exhausto y derrotado.
Estaba arruinado. Completamente jodido.
Se suponía que todo estaba calculado para llegar a ese punto y así matar dos pájaros de un tiro: sacarla de mi sistema y penetrar en sus defensas para ganar su confianza. ¿Follar había cumplido con los objetivos? El primero de ellos ciertamente no. La llevaba más incrustada en mi interior que antes e invadía mi sistema con la velocidad de una infección, conquistándolo.
¿Me había ganado su confianza? Tampoco estaba seguro. El viaje a su departamento había sido tan silencioso que el único sonido perceptible era el tenue ronroneo del motor al acelerar. No hubo otra ronda de besos robados y frenesí desbordado, solo un seco «te veo mañana en la oficina» y un «me debes dos vestidos ahora» antes de que se internara en su hogar.
Mentiría si dijera que mantenía todo controlado luego de ese encuentro en la habitación de abrigos. De hecho, sería la mentira del siglo.
Haley Colbourn me jodió a mí en más de una manera e hizo añicos mi control con la misma facilidad con la que me montó en ese sillón.
Me esforcé durante años sin parar porque tenía un simple objetivo, una meta que me impulsaba a seguir y seguir. Ahora que ella formaba parte del juego, comenzaba a distraerme. No porque fuera una pieza discordante en el tablero, no. Haley era mi contraparte, mi adversario más fuerte porque representaba el deseo que amenazaba al deber, y no podía permitir que constituyera una distracción a mis objetivos.
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Irresistible Acierto [+18]
RomanceLa nueva generación de los Colbourn McCartney está aquí. La hija menor de Leah McCartney y Alexander Colbourn llegaron para enamorarnos. ¿Te atreves a sumergirte en su historia? Deseosa por probar el dulzor de la venganza, Haley acude a la única pe...